Sin respuestas ante la degradación humana
A fines de noviembre, en el marco de una reunión del Concejo
Deliberante, se generó un debate entre las bancadas del radicalismo local (con
Maximiliano Abad al frente de la discusión) y el bloque oficialista de Acción Marplatense, en relación con los
prostíbulos y sus publicidades en Mar del Plata.
Allí la UCR criticó la falta de respuesta por parte del
Ejecutivo, ante un pedido de informes efectuado por varios ediles, en el cual
se requería el detalle de las mediadas operadas por el primero para lograr la
aplicación de la ordenanza 18.503 (del año 2008), referente al comercio sexual
y a la prohibición de publicitar folletos con oferta sexual en la ciudad. Cabe
mencionar que el Ejecutivo respondió alegando que dicha prohibición representaba
una censura a la libertad de expresión.
Ante lo dicho, es necesario remarcar ciertos puntos en
referencia a esta cuestión, los cuales demuestran y reafirman la insuficiencia
de las variantes políticas en pugna dentro del Concejo para dar una salida superadora
a un negocio que propende a la degradación humana. Se erige como una necesidad
fundamental realizar un análisis más profundo, que delimite y caracterice la
situación de las redes de trata, más allá de los informes y los andamios
institucionales.
La primera cuestión a destacar tiene que ver con el
entramado policial y de funcionarios políticos que opera en relación con los
prostíbulos. Estos garantizan un financiamiento paralelo que tiene dicha
institución y la "caja política", producto de este negocio,
permitiendo, y en ciertos casos garantizando, el tránsito por todo el país de
mujeres secuestradas y obligadas a prostituirse.
Asimismo, es necesario poner de relieve el rol que juega el
negocio de la prostitución en el mercado mundial actual y, en especial, en Mar
del Plata. La trata de personas con este fin cumple un papel fundamental en el
contexto de una crisis mundial de enormes dimensiones que, hoy en día, afronta
el sistema capitalista en su conjunto, debido a que garantiza suculentas sumas
de dinero fresco al mercado mundial. Este dinero en negro, junto a la
super-explotación que sufren las mujeres inmersas en las redes de trata, se
conforman, así, en uno de los apoyos más sustanciales que el capitalismo
utiliza para mantener altas tasas de ganancias en el sistema financiero, sin
necesidad de que este dinero tenga un sustento real en la economía productiva.
En Mar del Plata, este fenómeno se ve realzado en tanto la ciudad se
caracteriza por ser uno de los centros turísticos del país, lo cual provoca una
demanda de servicios sexuales a gran escala en épocas determinadas del año.
A esto debe sumarse la degradación que sufren las mujeres
que son violentadas y obligadas a prostituirse. Es de vital importancia tener
este dato en cuenta, en función de que en este negocio se manifiesta, de la
manera más violenta, la degradación del ser humano; es decir, la barbarie
propia del capitalismo. Aquí la persona es entendida como mercancía. No hay
venta de la fuerza de trabajo sino explotación directa del cuerpo de la
persona. A esto se agregan las prácticas propias del negocio, como también las
condiciones de hacinamiento en las cuales viven las personas sometidas, además
de la falta de asistencia psicológica a las víctimas que son obligadas a
realizar estas tareas. Una vez más, es necesario remarcar que estas
problemáticas y estas situaciones son producto de un régimen social que
propende a la degradación del ser humano, para lograr rédito económico.
Es posible observar, entonces, el alto grado de cinismo que
manifiestan las variantes capitalistas presentes en el Concejo Deliberante
local. Por un lado, se advierte una oposición requiriendo informes sobre la
actuado, como si eso fuera una herramienta para frenar la barbarie que este
negocio reproduce, y, por otro lado, se observa un Ejecutivo que se muestra
férreo a la hora de defender a los capitalistas que manejan el millonario
negocio de la prostitución en la ciudad. En definitiva, se expresa una
connivencia de las mencionadas fuerzas partidarias con las medidas políticas
adoptadas por el gobierno nacional, en tanto este último mantiene una ley de
trata (sancionada en 2008), que prevé penas mínimas (de 4 a 10 años) para los
tratantes, y ninguna red de contención, atención y reinserción de las víctimas
de las redes de trata, así como tampoco decreta la expropiación de los bienes
de los tratantes.
Ante esta pseudo disputa, el Partido Obrero se posiciona
independientemente, entendiendo la contradicción que representa que el mismo
poder municipal que forma parte fundamental en el funcionamiento de las redes
de trata y los prostíbulos, pueda efectuar alguna medida concreta, eficaz y
superadora para poner fin a este negocio. Es por esto que se exige el inmediato
desmantelamiento de las redes de trata, el castigo a las mafias policiales que
operan como sostenedoras del negocio, la expropiación de los bienes de aquellos
capitalistas que explotan estos antros y de aquellos que se enriquecen con los
negocios generados a partir de los fondos emanados de la explotación sexual, y
el castigo para los sostenedores políticos de este negocio. Junto con esto, el
Partido Obrero y el Plenario de Trabajadoras están a la cabeza de la lucha por
trabajo genuino, reparto de las horas de trabajo, pase a planta permanente de
todos los trabajadores precarizados y por un plan de desarrollo industrial, a
cargo del Estado y bajo control de los trabajadores.
Juan S. y Agustina V.
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