a pesar de la represión
La lucha del pescado sigue
El viernes 21, a la madrugada, fueron reprimidos unos 200 trabajadores en negro de la empresa Giorno. Estaban concentrados frente a la empresa en reclamo de su registración laboral. Un fiscal envió a la Infantería bonaerense a gasearlos y balearlos, aunque luego dijo que no había dado la orden.
Los compañeros denunciaron al gobierno de Kirchner. Las imágenes de los compañeros cantando contra el Presidente no fueron mostradas por ningún medio.
Bajo el mismo techo, la patronal Valastro-Giorno cobija a tres “Pymes” superflexibilizadas (unos 200 trabajadores), con convenio por empresa del tipo Cipa-Soip, junto a compañeros con el “viejo” convenio del ’75. El repudio a esa modalidad de trabajo “en blanco” es masivo, al igual que el repudio a las coopetruchas.
La represión no fue novedosa ni sorpresiva: desde Katz para abajo y para arriba la orden es “garantizar el derecho al trabajo”...de los capangas de las coopetruchas
y de los pulpos como Valastro-Giorno.
La voz del conjunto de los políticos patronales es “la seguridad jurídica” (de los explotadores) y “la presencia del Estado para resolver el conflicto” (Policía- Prefectura).
Esta lucha tiene un rasgo distintivo que se percibió desde el bloqueo al puerto de hace dos meses: una tenacidad impresionante, digna de nuestra clase obrera piquetera. Por eso no hicieron mella las balas de gomas, ni los garrotazos, y la movilización se mantuvo a pie firme a las puertas de la empresa.
La ocupación del sindicato (Soip) continúa. Se realizan varias asambleas por día, se prepara una movilización popular para el miércoles 26 y una marcha a Buenos Aires para el viernes 28. Se discute vivamente si la salida es “crear” otro sindicato (planteo impulsado por la CTA, una tentativa ya fracasada) o recuperar el Soip.
Nuestra agrupación, la Bordó, sacó un volante planteando “un convenio, el 161/75, sin anexos; un sindicato, el Soip”. Se ha conminado a Salas, el secretario general, a hacerse presente en el sindicato para que firme la anulación del convenio negrero “Pyme” Cipa-
Soip y decrete el paro de todo el gremio, o que se vaya. Los trabajadores efectivos juntan las 400 firmas necesarias para (auto) convocar una asamblea extraordinaria que vote una comisión provisoria para sustituir a la camarilla vendida.
En el marco de estas iniciativas, la negociación parece encontrarse en un impasse: la Cipa (o Caipa) deja militarizar el puerto y parece dejar que se “pudra” más la situación. Ya ha salido alguna entidad patronal a plantear “mayores cupos para la flota que procesa en tierra”, lo que en buen romance significa mayor asignación para toda la
patronal de Mar del Plata. Pero si falta pescado es por la depredación, de la que es totalmente responsable la patronal. También voceros de los capangas abonan el reclamo y otros alertan “sobre el costo social” que el gobierno de los K debería evitar. Se orientan a que el gobierno nacional se haga cargo de algún paliativo para los que se quedan sin trabajo.
En el paraíso marplatense del trabajo en negro, hay una rebelión obrera que no afloja.
La Agrupación Bordó lucha por la unidad entre los “blancos” y los “negros” para enterrar el anexo flexibilizador, arrancar una garantía horaria para todos los trabajadores del pescado y recuperar nuestra herramienta de lucha, el Soip.
Alejandro MartínezLos compañeros denunciaron al gobierno de Kirchner. Las imágenes de los compañeros cantando contra el Presidente no fueron mostradas por ningún medio.
Bajo el mismo techo, la patronal Valastro-Giorno cobija a tres “Pymes” superflexibilizadas (unos 200 trabajadores), con convenio por empresa del tipo Cipa-Soip, junto a compañeros con el “viejo” convenio del ’75. El repudio a esa modalidad de trabajo “en blanco” es masivo, al igual que el repudio a las coopetruchas.
La represión no fue novedosa ni sorpresiva: desde Katz para abajo y para arriba la orden es “garantizar el derecho al trabajo”...de los capangas de las coopetruchas
y de los pulpos como Valastro-Giorno.
La voz del conjunto de los políticos patronales es “la seguridad jurídica” (de los explotadores) y “la presencia del Estado para resolver el conflicto” (Policía- Prefectura).
Esta lucha tiene un rasgo distintivo que se percibió desde el bloqueo al puerto de hace dos meses: una tenacidad impresionante, digna de nuestra clase obrera piquetera. Por eso no hicieron mella las balas de gomas, ni los garrotazos, y la movilización se mantuvo a pie firme a las puertas de la empresa.
La ocupación del sindicato (Soip) continúa. Se realizan varias asambleas por día, se prepara una movilización popular para el miércoles 26 y una marcha a Buenos Aires para el viernes 28. Se discute vivamente si la salida es “crear” otro sindicato (planteo impulsado por la CTA, una tentativa ya fracasada) o recuperar el Soip.
Nuestra agrupación, la Bordó, sacó un volante planteando “un convenio, el 161/75, sin anexos; un sindicato, el Soip”. Se ha conminado a Salas, el secretario general, a hacerse presente en el sindicato para que firme la anulación del convenio negrero “Pyme” Cipa-
Soip y decrete el paro de todo el gremio, o que se vaya. Los trabajadores efectivos juntan las 400 firmas necesarias para (auto) convocar una asamblea extraordinaria que vote una comisión provisoria para sustituir a la camarilla vendida.
En el marco de estas iniciativas, la negociación parece encontrarse en un impasse: la Cipa (o Caipa) deja militarizar el puerto y parece dejar que se “pudra” más la situación. Ya ha salido alguna entidad patronal a plantear “mayores cupos para la flota que procesa en tierra”, lo que en buen romance significa mayor asignación para toda la
patronal de Mar del Plata. Pero si falta pescado es por la depredación, de la que es totalmente responsable la patronal. También voceros de los capangas abonan el reclamo y otros alertan “sobre el costo social” que el gobierno de los K debería evitar. Se orientan a que el gobierno nacional se haga cargo de algún paliativo para los que se quedan sin trabajo.
En el paraíso marplatense del trabajo en negro, hay una rebelión obrera que no afloja.
La Agrupación Bordó lucha por la unidad entre los “blancos” y los “negros” para enterrar el anexo flexibilizador, arrancar una garantía horaria para todos los trabajadores del pescado y recuperar nuestra herramienta de lucha, el Soip.
No hay comentarios :
Publicar un comentario