El 9, todos con los obreros de la pesca
El 1° de agosto se levantó, luego de cuatro semanas durísimas, el bloqueo a los accesos del puerto de Mar del Plata, con un acta firmada por la cámara Cipa (o Caipa) y el Ministerio de Trabajo de la provincia. Caracterizamos entonces que se reiniciaba una nueva etapa en la lucha de los obreros del pescado. Se dejaban atrás tres largos años de retrocesos, "desblanqueo" y despidos de decenas de activistas y dirigentes clasistas. Un factor decisivo para ese retroceso había sido la permanencia de la camarilla vendida de Salas-Verón al frente del Soip, hoy desalojada por los obreros de su sede gremial y en la "clandestinidad".La masividad y combatividad demostrada en aquel primer mes de la presente etapa de lucha, le abrió a todo el gremio la puerta a una nueva oportunidad para terminar con la precariedad laboral de las "coopetruchas".
Para los capitalistas y sus políticos, el Convenio Colectivo de Trabajo del año '75 del Soip es "prehistórico" porque establece la garantía horaria para cuando no hay materia prima, garantiza las 8 horas, las categorías, el horario de planilla, pone límites a la depredación. Por eso, en estos largos 16 años apelaron a todo tipo de herramientas para liquidarlo: primero, la cooperativización "trucha" y forzosa (con la burocracia de Saravia en el Soip); luego, los convenios de empresa (con sus sucesores Darguibel y Casariego); finalmente, los convenios Cipa-Soip, ahora anexo "Pyme" (con la camarilla de Salas-Verón).
Con el concurso de los gobiernos "nacionales y populares", los empresarios de la pesca mantuvieron bajo el Convenio del '75, una minoría de unos 200 fileteros (el trabajo más calificado), a quienes pueden mantener todo el año procesando, y dejaron a miles en la precariedad de las coopetruchas.
Así, la patronal, a la vez que contó con un enorme ejército de 7 u 8 mil obreros de mano de obra temporaria o eventual, totalmente ilegal, también mantuvo una total atomización de la organización sindical.
La "efectividad" en términos capitalistas es incuestionable: 1.200 millones de dólares exportados al año, con mínimos costos y nada de responsabilidad ni sobre el recurso humano y ni sobre el recurso natural.
Hoy estamos ante una crisis del recurso natural, por la creciente depredación, y ante una enorme lucha obrera por el hartazgo de seguir siendo explotados y luego descartados. Hasta aquí llegó el negreo en el puerto de Mar del Plata.
Esta etapa de la lucha es impresionante: carpas, cortes, bloqueos, piquetes, movilizaciones masivas, refriegas con todas las fuerzas represivas, asambleas masivas, destitución física de burócratas, escraches a las autoridades y candidatos patronales. ¡Durante cuatro meses! Todos los métodos de la clase obrera puestos al servicio del triunfo.
Ahora ¿quién se hace cargo de las familias obreras, hambreadas, que produjeron toda esa riqueza y ahora luego de años de trabajo y de cuatro meses de reclamo son "ninguneadas"?
La CGT que buscó que se acabe pronto el reclamo, aun a costa de la represión y sin solución para los obreros, debe dejar de bancar a la camarilla de Salas-Verón y sus convenios flexibles, y parar en apoyo de los trabajadores del puerto; lo mismo vale para los gremios "críticos" que no la integran como camioneros, Smata, bancarios, etc.
La CTA, que aspira a representar a algunos obreros del pescado, sin ninguna conquista en su haber, aunque sí con decenas de despedidos, ahora debe parar para reincorporar a todos y arrancar la garantía horaria.
A 100 días (plazo de aquella acta, para arribar al blanqueo y la registración) de levantado el bloqueo del puerto, sin ninguna solución y con más hambre, llamamos a todo el movimiento obrero y popular a ganar las calles, a rodear al poder político, el viernes 9 de noviembre, junto a los obreros del pescado hasta arrancar:
- Aumento de emergencia del 30% para todos los trabajadores.
- Doble aguinaldo para todos.
- Garantía horaria para todos, a cargo del Estado y/o la patronal.
- Registración inmediata bajo el Convenio Colectivo de 1975, sin anexos.
- Esclarecimiento y castigo a los agresores de Argañaraz y Juárez.
Alejandro Martínez
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