18 de marzo de 2008

Mesa redonda-Campaña por el aborto (II)

La siguiente ha sido la intervención de Santiago Idiart, docente marplatense, en la Mesa Debate sobre el "Derecho al Aborto legal, seguro y gratuito" realizada en Mar del Plata el 4 de marzo, en el Hospital Materno Infantil.
Del debate desarrollado surgieron resoluciones como la de intervenir con el petitorio por el aborto legal en la concentración del 8 de marzo, trabajar el mismo en la Feria de Artesanos y en los colegios y realizar a pedido de los médicos del hospital, una nueva actividad pública para el martes 6 de mayo
Nora Biaggio



Cuando se plantea la cuestión de la legalización del aborto, los medios suelen presentarla como una disputa entre “abortistas” y “antiabortistas”. Esta dicotomía es falsa. Si abortista es quien promueve o causa los abortos, es abortista la Iglesia Católica, cuyas políticas impiden que la población acceda a una buena educación sexual y a una anticoncepción eficaz. Son abortistas los patrones que superexplotan a las mujeres trabajadoras, privándolas de derechos esenciales como la licencia por maternidad y lactancia y obligándolas a largas y extenuantes jornadas lejos del hogar y los hijos. Es abortista el Estado, que permite que todo esto suceda y no crea suficientes guarderías y jardines de infantes públicos y gratuitos para que las mujeres del pueblo dejen a sus hijos mientras trabajan o estudian. Y los verdaderos antiabortistas somos los que defendemos la educación sexual de la juventud y los derechos de la mujer trabajadora.

Es imperioso lograr una Ley Nacional que garantice una educación sexual científica, laica, gratuita y obligatoria, desde el nivel inicial hasta el superior, para que los hombres y las mujeres puedan tomar decisiones responsables acerca de su sexualidad y su reproducción. No es tarea fácil, ya que la curia y sus instituciones satélites boicotean obstinadamente cada intento de lograrlo. El marco normativo no ayuda demasiado: la Ley de Educación Nacional del kirchnerismo. En su artículo 6 sindica como responsables de las acciones educativas al Estado Nacional pero también “a las confesiones religiosas y las organizaciones de la sociedad y a la familia como agente natural y primario”. Esto no sólo vulnera el laicismo sino que este reconocimiento de la familia como agente “natural y primario” de la educación –en lugar del Estado- da pie a que en las escuelas públicas no puedan desarrollarse contenidos de educación sexual sin la autorización expresa de los responsables de cada alumno. Temas fundamentales como el uso del preservativo o los métodos anticonceptivos no pueden ser abordados libremente por el docente en el aula, ya que queda expuesto a sanciones o represalias de los padres si enseña algo contrario al ideario filosófico o religioso de la familia. Así, la familia se convierte en el ariete que utiliza la Iglesia para introducirse en la escuela pública e impedir la libertad de enseñanza. Cabe destacar que esta ley no fue auspiciada por un gobierno “de derechas” sino por el “gobierno de los DDHH” y defendida a ultranza por la cúpula de CTERA, que no sólo entrega los salarios de los trabajadores de la educación, sino que a la hora de enfrentar a los agentes clericales, muestra cómo su progresismo hace agua.

En el año 2006 se sancionó la Ley Nacional 26150, denominada “Programa de Educación Sexual Integral”. Las presiones eclesiásticas hicieron que se incluyera en ella un artículo (el 5º) que dispone que los contenidos de enseñanza deban estar en consonancia con el “ideario” de las instituciones educativas. Esto implica permitir que los colegios religiosos enseñen educación sexual a su manera. Recordemos que los numerosos colegios en manos de la Iglesia, si bien son “privados” reciben jugosos subsidios del Estado, que se hace cargo de entre el 50 y el 100% de los salarios docentes. O sea, son privadas a la hora de exigir autonomía para definir sus planes de estudio y para seleccionar, nombrar y despedir a sus trabajadores. Pero son públicas a la hora de recibir dinero del Estado. Una contradicción muy conveniente. La CABA aprobó su propia ley en 2006, con un artículo (el 8º) calcado del 5º de la Ley Nacional, fruto de la presión de los legisladores macristas, convertidos en títeres de la Curia. La provincia de Buenos Aires había aprobado su proyecto en 2004, pero fue vetado por Felipe Solá.

Al mismo tiempo que lograba incorporar a las leyes artículos que la habilitan para enseñar cualquier cosa en “sus” escuelas la Iglesia Católica sacó su propio manual de Educación Sexual denominado “Educación para el Amor” (2006). Allí se exponen una serie de conceptos sobre la sexualidad totalmente acientíficos, impregnados por los dogmas de la moral católica. Se desconoce el concepto de género como construcción sociocultural, se le da al feto un estatus ficticio de “persona” (con lo cual incita al odio contra las mujeres que abortan al presentarlas como asesinas de sus hijos), se proclama como única forma de vinculación sexual legítima a la heterosexualidad reproductiva, calificando a las demás variantes como trastornos, desvíos o patologías. Como método para evitar las ETS y los embarazos no deseados se recomienda la abstinencia sexual, sin profundizar en las características del preservativo y de los distintos métodos anticonceptivos (algo parecido a recomendarle a alguien no veranear en el mar para no morir ahogado, sin mencionarle que existe la posibilidad de llevar un salvavidas). Como vemos, más que un manual de Educación Sexual, es un catecismo encubierto.

Pero seríamos muy ingenuos si pensáramos que detrás de todo esto hay solamente una banda de fanáticos tratando de imponer sus convicciones morales. La ignorancia sexual de la población y las leyes prohibicionistas sustentan un gran número de negocios capitalistas (clínicas que realizan abortos, redes de prostitución y pornografía, etc.) y funcionan como método de control y 'disciplinamiento' social. Contra esto debemos luchar los trabajadores y las trabajadoras, inclusive los creyentes que no quieren que su fe religiosa sea usada con fines tan rastreros. Pongamos de pie un gigantesco plan de lucha por:
  • Una Educación sexual laica, científica y obligatoria para todos los niños y jóvenes desde el Nivel Inicial hasta el Superior.
  • Aborto libre, gratuito y seguro.
  • Protección a las trabajadoras embarazadas, licencias por maternidad, lactancia y atención de hijos enfermos.Prohibición del despido durante el embarazo.
  • Creación de guarderías y salas maternales públicas y gratuitas.
Santiago Idiart


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