25 de diciembre de 2007

Seguir la lucha



Hay que retomar
el plan de lucha del Pescado

El Ministerio de Trabajo nos dio casi nada

Luego de la tercera reunión con el Ministerio de Trabajo de la Nación, el resultado es insignificante respecto de las necesidades de los trabajadores del pescado.

La Asamblea Autoconvocada del Soip hizo entrega de 7000 empadronados, que reclamaban que se cumpliera el acta (27/11/07) en la que el Ministerio "se comprometió a buscar un mecanismo que permita registrar laboralmente a los trabajadores, modificando actuales abusos y distorsiones en el sistema vigente".
El empadronamiento tiene un programa innegociable: la registración con el convenio 161/75 sin anexos y sus similares para todas las ramas, y en carácter de emergencia, $1300 en concepto de garantía horaria hasta que se concrete la registración.

En la audiencia del 20 de diciembre la respuesta fue: $500 por dos meses para los despedidos con telegrama o que puedan documentar su despido (el Ministerio tiene registrados 190 despedidos legales), bolsa de mercadería para los changas y un nuevo convenio que no tiene nada que ver con el 161/75.

Salimos de una situación intolerable para que nos ofrezcan una peor.

Los trabajadores del pescado debemos dar una respuesta acorde a esta negativa a resolver nuestras necesidades apremiantes.

Hay que ir a fondo en la lucha como lo hicieron los trabajadores de la pesca del Paraná que arrancaron una suma de $700 para todos los trabajadores en negro. Debemos hacer como los trabajadores del Casino de Bs. As. que continúan con sus medidas de lucha en defensa de los compañeros despedidos y por las 6 horas de trabajo. Hoy se han encadenado en la Plaza de Mayo reclamando una solución a su conflicto.

Vamos por que se reconozca el empadronamiento entregado.

Vamos por la garantía horaria de emergencia para todos.

Vamos por la registración laboral con el 161/75 sin anexos.

Vamos por la reincorporación de los más de 500 despedidos.

Mostremos la verdadera Mar del Plata con la lucha de los trabajadores del Pescado en medio de la temporada veraniega y durante las fiestas.

Que se sepa del hambre de los trabajadores y trabajadoras que producen una de las riquezas más grandes del país.

Mostremos a los trabajadores pobres y a los empresarios ricos
Denunciemos con el plan de lucha que se muestre en el centro de "La Feliz", cómo el gobierno apaña a las coopetruchas y el trabajo en negro. En las audiencias, los trabajadores planteamos con claridad que existe el recurso de quitar los permisos de pesca a todos los que tengan trabajadores en negro. El Gobierno no tiene voluntad de hacerlo.
Ayer estaban presentes el concejal de AM Laserre y funcionarios de provincia.
No se hicieron cargo de la denuncia de los trabajadores.

Sólo la lucha a fondo va a imponer nuestros reclamos.

Defender la Asamblea Autoconvocada del Soip
En las últimas semanas se levantaron las medidas de lucha y se espaciaron las asambleas.

Varias agrupaciones que intervienen en el gremio, ligadas a diputados y a diferentes sectores de la CGT como el Somu o el Simape y a la CTA se han encargado de diluir lo que había sido la verdadera herramienta para lograr ser atendidos por el gobierno: la Asamblea Autoconvocada y el plan de lucha que en su nivel más alto paralizó varios días a todas la fábricas del puerto.

La suspensión del plan de lucha envalentona al gobierno y al sindicato vendido, al punto de que firmaron un acuerdo de aumento salarial y blanqueo para reflotar a los dirigentes podridos del Soip y quebrar con esto a la nueva dirección de los trabajadores del pescado que se está construyendo a través de la Asamblea Autoconvocada del Soip.


Volver al Plan de Lucha
Llamamos a los compañeros de las diferentes agrupaciones a sacar todas las conclusiones de nuestra actual situación:
1. No va a ser con directivas salidas de dirigentes de otros gremios que no son capaces de salir a la lucha por sus propios afiliados y que no han sido capaces de llamar al paro solidario con el pescado desde la CGT y la CTA que vamos a ganar.
2. No va ser con amiguismo político con los que tienen el poder que vamos a ganar.

Vamos a ganar si:
1. Nos unimos todos los trabajadores del pescado, sin maniobras, por nuestro programa: registración laboral con el convenio 75 sin anexos, garantía horaria de emergencia para todos, reincorporación de los despedidos.
2. Mostramos la verdadera Mar del Plata con un plan de lucha que se retome en las fiestas y siga hasta ganar.

21/12/07
Agrupación Bordó

Magallanes 3373
(atención todos los días desde 14 hrs.)

La lucha docente en La Plata


Triunfó la ocupación de la
Dirección General de Escuelas

Una derrota estratégica de Scioli

Después de 48 horas de ocupación de la Dirección de Escuelas por parte del Suteba de La Plata, la tenaz movilización quebró la política de descuentos de Scioli-Oporto.

Junto a los compañeros de La Plata estuvieron docentes y directivos de los Suteba combativos, y maestros y profesores de diversos distritos celestes de la provincia de Buenos Aires que en los dos días se fueron sumando a la permanencia.

Toma de la DGCyE

La ocupación del edificio estuvo acompañada por el encadenamiento de varias maestras en ayuno y por el corte de la avenida en la que se encuentra la entrada principal de la DGC y E. Desde el 11 hasta el 13 de diciembre, el ministerio de Educación provincial estuvo bloqueado por los docentes de los Suteba combativos. No hubo asunción formal de funcionarios, ni acceso normal al edificio para el público en general. El ministro Oporto debió cambiar los canapés por la Infantería de la Bonaerense, que militarizó el edificio en el marco de un operativo que quitó credibilidad a los anuncios paralelos del nuevo gobierno en el sentido de que la Educación sería una “prioridad”.

Docentes encadenadas en el frente de la gobernación

El miércoles por la noche, ante los palos y las itakas de la infantería, una asamblea de los ocupantes decidió mantener la permanencia, porque el gobierno se negaba a dar respuesta a los reclamos planteados: dar marcha atrás con los descuentos y derogar la Disposición 11/2007, de la Dirección Provincial de Recursos Humanos, que estableció la eliminación de los permisos gremiales, lo que significaba en los hechos una virtual derogación del derecho de huelga.

Una decisión acertada

La enorme mayoría de la asamblea votó mantener la ocupación, moción presentada por la secretaria general del Suteba La Plata, Amelia García. El secretario adjunto, Guillermo García, mocionó levantar la ocupación. El gobierno, que había desconocido un acta previa en la cual se comprometía a resolver los reclamos, presionaba con todo para evacuar el edificio... porque al día siguiente debía reunirse con los gremios docentes en la Dirección General de Escuelas. “Ni Oporto ni Baradel, explicó Amelia García, quieren esta presión que ejercemos: Nos quieren afuera de la DGC y E para arreglar sin sobresaltos sus asuntos”.

Amelia García y Alberto Villordo ocupando el Hall de la DGCyE

Efectivamente, los diarios de la mañana del jueves anunciaban que la reunión con el Suteba, la FEB, Amet, Sadop y Uda tenía hora pero no lugar; el gobierno evaluaba trasladarla al Ministerio de Trabajo o a algún otro edificio. Ante esa novedad, los compañeros que estaban tanto dentro como fuera de la DGC y E, encadenados y cantando consignas, tomaron la decisión de averiguar dónde se realizaría la reunión, para trasladarse en delegación hacia allí, manteniendo también la permanencia en la Dirección General.

Pasado el mediodía del jueves, el reforzamiento de la militarización de la DGC y E hizo evidente que el gobierno había optado por realizar la reunión en el edificio ocupado. Como consecuencia, Baradel debió bancarse el mal trago que le hicieron pasar los docentes que lo increparon y que le aclararon que sin la devolución de los descuentos y sin la derogación de la Disposición 11 la lucha continuaría.

El resultado fue el posterior anuncio de parte del gobierno de la devolución de los descuentos y de la derogación de la nefasta Disposición 11.

Un logro estratégico

Los descuentos de los paros y de las jornadas de asamblea y movilización y la reglamentación de los permisos gremiales fueron el golpe de Solá y Scioli para quebrar los paros de los Suteba combativos. Fue un ataque de cara al no inicio que está más planteado que nunca para el 2008. Ese ataque fue concertado con la propia burocracia sindical celeste de Baradel y compañía.

Haber logrado quebrar los descuentos y la eliminación del derecho de huelga ha sido un primer paso importante para iniciar la lucha del próximo año.

Por eso ha sido y es más que correcto el planteo votado por la mayoría de los docentes en los plenarios de los Suteba combativos: Para preparar el 2008, terminamos el 2007 peleando.

Daniel Sierra

20 de diciembre de 2007

Último Editorial del año

Los Kirchner están en el horno 
(publicado en Prensa Obrera nº 1022)
por Jorge Altamira

La reacción desbordada del matrimonio Kirchner ante las revelaciones del proceso judicial que se inició en Miami en vinculación con la valija de Antonini Wilson, simplemente demuestra que la pareja espera noticias aún peores en los próximos días.

No sería la primera vez que el verbo antiimperialista es usado para disimular las fechorías económicas de las camarillas nacionalistas. Defienden sus cajas fuertes al grito de Patria sí, Colonia, no.

Los Kirchner, sin embargo, no solamente están en deuda por haber dejado salir del país, en su momento, al venezolano-norteamericano que ahora piden que les devuelvan, sino que tampoco han explicado los trajines de la plata de Santa Cruz, el caso Skanska, el paquete de Miceli, por no mencionar los otros manejos de Jaime y De Vido, o el uso económico de los superpoderes por parte del jefe de Gabinete.

El dúo oficial esgrime como una espada justiciera el pedido de extradición del fugitivo que ellos dejaron escapar, cuando el poder judicial de Argentina todavía se encuentra atorado con la estafa de IBM-Banco Nación, que lleva una década, o con los asesinatos de María Marta García Belsunce o de Nora Dalmasso, que involucran a sectores del poder político y económico. La concepción jurídica del oficialismo se encuentra plasmada en el copamiento de todos los poderes del Estado en su provincia de origen, o la cooptación del fiscal del caso Skanska al Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires.

El próximo embajador en espera ante el gobierno Bush, Héctor Timmerman, no tuvo reparos en hacer pública su convicción de que las cosas van a ir peores de aquí en más — una forma de admitir que los fiscales norteamericanos guardan en carpeta denuncias de un
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calibre todavía mayor. Es significativo que el brasileño Lula haya decidido contradecir a la Presidenta K en la reciente reunión del Mercosur, en Montevideo, en cuanto a la responsabilidad que la mandataria argentina le achaca a los Estados Unidos. La corresponsal de Clarín en Río de Janeiro acaba de revelar el trabajo entre bambalinas realizado por la cancillería brasileña para ‘animar’ a Kirchner y a Chávez a arruinarle la visita a Bush en Mar del Plata en noviembre de 2004, con el propósito de que no se firme un Alca, pero el gobierno brasileño no da ahora la impresión, sin embargo, de creer que en el caso de la ‘valija’ se encuentre en juego la soberanía nacional.

La prensa del país le viene reclamando al gobierno, al unísono, que negocie un encubrimiento del caso con el gobierno norteamericano, preocupada por el crédito internacional del Estado argentino, cuya deuda externa es enorme y tiene pendiente un arreglo con el Club de París. Después de todo, la Justicia y el gobierno de Estados Unidos son probablemente los más venales del mundo, con sus testigos arrepentidos, sus fianzas según la clase social del acusado, su tolerancia con la tortura (una) y la promoción del tormento (el otro) y hasta la protección de maxi-terroristas, como el ‘gusano’ Posada Carriles — que asesinó a más de setenta personas con una bomba en un vuelo de línea. Pero el matrimonio no la ve de esta manera, porque no puede despegar el asunto del gobierno de Chávez, con el cual Bush probablemente no quiera ninguna negociación.

¿Los trabajadores deberíamos estar interesados en que el ‘valijazo’ sea llevado hasta sus últimas consecuencias políticas, o sea hasta el castigo y la destitución de todos los implicados — o sea una buena parte de la camarilla oficial? Claramente sí. El encubrimiento es funcional a un acuerdo político del gobierno argentino con el de Bush, el cual sería definitivamente anti-nacional. Esto ya ha ocurrido con el ataque de Kirchner a Irán en la ONU y con la firma de un tratado de libre comercio del Mercosur con Israel. Bush no le paga a Kirchner con su propia moneda: lo acompaña para pedir la extradición de los iraníes imputados por el fiscal Nisman, pero no le devuelve a Antonini, porque éste se ha transformado en testigo privilegiado y protegido contra los boliburgueses acusados de representar a una potencia extranjera y de coaccionar a un ciudadano estadounidense. Al permitir que la Aduana y la Policía Aeronáutica convirtieran a Antonini en un ‘prófugo’ — como ahora lo describe Néstor K—, con la finalidad de encubrir al presidente de Enarsa y al ladero de De Vido que venían con él, los Kirchner les han dado a Bush la carta que ahora, muy tarde, le quieren sacar del mazo.

Piquetazo de los obreros de la Uocra

Doble poder

La flamante Presidenta ha sido generosamente elogiada por su capacidad para discursear sin necesidad de un texto escrito, con la excepción de los editorialistas de La Nación. Más le convendría agarrar la Olivetti. Es que en solamente 48 horas se desdijo de las promesas que desparramó en su discurso inaugural.

La que no iba a ser “gendarme de la rentabilidad de las empresas” inauguró sus acciones mandando a Moreno a proteger las ganancias de la industria láctea, que es la gran vaca lechera del negocio. Sin embargo se encontró con la novedad de que cuando quiso imponer un precio mínimo a los tamberos, éstos consiguieron los buenos oficios del santafesino Binner para arbitrar un acuerdo entre las partes. En un par de días el poder se desplazó a la casa de gobierno de Santa Fe, que ahora recibe el apoyo del cristinista cordobés Schiaretti. Alguien ha dicho en un diario que hasta han visto a Moreno deprimido. Es la sensación natural del que ve la fragmentación incipiente del poder.

La dispersión del poder político no significa que la crisis lechera se esté resolviendo en favor de los trabajadores. Para esto es necesario que la industria y los grandes tambos abran sus libros y se establezca un control de la producción por parte de los trabajadores. Se trata de un alimento imprescindible, que por este motivo tiene un enorme impacto político.

La otra promesa, de no meterse en internas sindicales, tuvo el mismo destino que el desinterés por la rentabilidad. Cristina K. se fue a Mar del Plata a fogonear la candidatura de Gerardo Martínez, de la Uocra, para reemplazar a Moyano. El gordo de la Construcción le devolvió la gentileza 48 horas después con un corte de calles en la Capital, que paralizó el tránsito durante cuatro horas. Martínez se valió de métodos moyanistas para promover su candidatura. Aunque tenía toda la razón para lanzar los piquetes, esto porque los accidentes de trabajo en las obras no paran de crecer, se olvidó de que la principal responsable es la burocracia de la Uocra, estrechamente ligada a las patronales. Lo que está claro, de todos modos, es que la lucha por la jefatura de la CGT expresa otra fragmentación del poder oficial.

En estas condiciones, las paritarias del año que comienza se van a convertir en víctimas de las disputas entre camarillas burocráticas y de la ingerencia del gobierno. Para luchar contra esto es necesaria una campaña por paritarios electos en asambleas o congresos con mandatos, que prefigurarían una futura auténtica dirección de los sindicatos.

La gran lucha de los trabajadores del Casino

Cuando parecía que ya no había nada que agregarle a la catarata de calamidades oficiales, el marido de la Presidenta se largó a apoyar a otro protagonista del post-moyanismo, Lingeri, con tan mala fortuna que dejó ver que aún tiene las riendas del poder político. Su arenga contra los fiscales norteamericanos opacó cualquier cosa que hubiera dicho su mujer y lo puso en la posición de piloto del enfrentamiento. Se ha oficializado de este modo un poder bicéfalo en el medio de una crisis política internacional. Oportunamente, habíamos advertido sobre los peligros de cambiar de caballo en medio del río. El nuevo gobierno ha debutado con una crisis política que va cobrando cada día una envergadura mayor; y hasta D’Elía quiere atreverse a armar su propia vereda de enfrente. En otro terreno, las malas lenguas aseguran que Scioli ha formado un gabinete que es mal visto en la Rosada y al que ésta pretende hacerle la vida imposible con su Liga de Intendentes. A esto hemos llegado luego de la victoria Sin Vueltas de Cristina K. el pasado 28 de octubre.

Llamamos la atención de los trabajadores acerca de esta disgregación del poder oficial, y mostrar con ello la importancia que tiene que las diversas corrientes combativas impulsemos una agitación común por un plan de lucha único de toda la clase trabajadora — como lo señala acertadamente la declaración que se leerá en Plaza de Mayo el 20 de diciembre.

Un gran movimiento de reivindicaciones

Este cuadro de crisis por arriba se desarrolla cuando, por abajo, hay una enorme presión reivindicativa. El tema del doble aguinaldo ha calado hondo; no hay sindicato que haya podido sustraerse al reclamo. Está presente, muy fuerte, por ejemplo, en la UOM, Foetra o Neumáticos. Ha sido el eje del paro del subte. Un síntoma de la temperatura que reina en el movimiento obrero lo ofrecen los trabajadores del Casino, que han logrado desbaratar todas las maniobras de la patronal más cercana al albergue oficial, la de Cristóbal López. Asimismo, hay que destacar que el piquetazo de la Uocra del miércoles pasado es la expresión de un fuerte descontento interno debido a la frecuencia y gravedad de los accidentes de trabajo. La flexibilidad laboral los ha convertido en una plaga mundial; hace diez días desató una huelga general en Italia y una conmoción en todo ese país. El gobierno de los Kirchner se caracteriza, muy especialmente, por un temor que raya en el pánico cuando se trata de movimientos sindicales generalizados en las bases. El espíritu reivindicativo en el movimiento obrero es uno de los factores centrales de la actual situación política.

Es incuestionable, entonces, que la cuestión de las paritarias próximas ocupa un lugar central. Planteamos a todas las corrientes que se basan en la lucha del movimiento obrero a lanzar una campaña de anteproyectos de convenio que recojan la decena de reclamos fundamentales. Los accidentes de trabajo, la higiene y la cuestión ambiental deben ocupar el lugar fundamental que merecen. Ellas plantean el control obrero sobre el conjunto de las condiciones de producción y de los lugares de trabajo.

Paro de los trabajadores del Subte

Crisis mundial

Las manifestaciones de licuación de este régimen de camarillas tienen lugar cuando se acentúan las tendencias a la bancarrota bancaria internacional. Celebramos un nuevo aniversario del 19 y 20 con el monstruo de una conocida que caracolea por Nueva York, Londres, Frankfurt y Hong Kong-Shangai: la bancarrota bancaria. Los bancos centrales están empeñados en desarrollar un ‘blindaje’ a la Cavallo —con las mismas consecuencias. El ‘riesgo-banco” ha reemplazado al otrora “riesgo-país”; el del Citigroup, por ejemplo, ya está arriba de los 400 puntos. El ego nacional no podría sentirse mejor retribuido cuando nos estamos convirtiendo en un fenómeno de anticipación. En la City británica ya están pidiendo la nacionalización del Northern Rock — el banco que juntó una corrida de ahorristas hace dos meses. El gobierno de China, por su lado, debe estar buscando algún falsificador de estadísticas; tal es el avance de la inflación por esos parajes. Alan Greenspan, el antiguo presidente del banco central de Estados Unidos, acaba de precisar que las crisis son inevitables — lo único que puede hacerse es lidiar con ellas después que estallan y destruyen. Hasta hace poco aseguraban que la globalización y la “dispersión del riesgo” habían abolido, esta vez sí definitivamente, la crisis capitalista. Greenspan añade que el desbarajuste empezó como consecuencia de la enorme tasa de ahorro de China, lo que implica que van por una confiscación (también) de los ahorros de los chinos.

El ‘modelo productivo’ no podrá escapar a las sacudidas. Ya la Bolsa de Sao Paulo viene recibiendo embates cada vez mayores, como consecuencia del retiro de los capitales especulativos que financiaron lo que — en todo momento— ha sido una ‘burbuja’ a escala brasileña. No hablemos de lo que va a ocurrir con el tan ponderado ‘modelo chileno’, ahora que sabemos que las AFJP trasandinas tenían invertidas las contribuciones obligatorias de los trabajadores en bonos ligados al crédito hipotecario de Estados Unidos. La perspectiva catastrófica por este lado debería estar fuera de discusión.

Por otro lado, tenemos el agotamiento de las direcciones de los procesos nacionalistas. La derrota de la reforma constitucional en Venezuela; la fragmentación del poder en Bolivia; la represión petrolera en Ecuador. Todo esto, insistimos, en un marco de debilitamiento del capitalismo mundial y en un marco en que las masas populares son espoleadas a la lucha por la crisis en curso, por las demandas insatisfechas, por la impotencia de las direcciones políticas que pretenden encarnar sus intereses. La crisis de estos días del gobierno matrimonial es un reflejo difuso de este conjunto de factores.

Los luchadores de la clase obrera enfrentamos una gran responsabilidad. Para intervenir en una crisis de conjunto, que conjuga una crisis del capital con un espoleo de la revolución latinoamericana, es necesario concentrar las energías políticas. El partido político es, precisamente, un condensador de las energías políticas de la clase obrera, el instrumento para luchar por el poder del Estado.


19 de diciembre de 2007

Preparando la Marcha por el Argentinazo


Jueves 20 de diciembre: masiva marcha de Congreso a Plaza de Mayo a seis años de la rebelión popular de diciembre del 2001

Mañana, jueves 20 de diciembre, más de un centenar de organizaciones políticas, sindicales, piqueteras, de derechos humanos y estudiantiles, independientes del gobierno, marcharán en común para reivindicar la rebelión popular del 19 y 20 de diciembre de 2001. La marcha, que bregará “por la victoria de todas las luchas”, tendrá como primera columna a los trabajadores del Casino. La cabecera partirá a las 17.30 de Avenida de Mayo y Sáenz Peña, para marchar en común hasta la avenida 9 de Julio. Desde allí, y para facilitar el ingreso a la Plaza de Mayo, la marcha se repartirá en tres accesos: por Avenida De Mayo, y por las Diagonales Norte y Sur.


En el palco común de la Plaza, se leerá un documento consensuado entre todas las organizaciones. El documento denuncia “el pacto social de Cristina Kirchner, las patronales y las burocracias sindicales” y “el ataque a las nuevas conducciones de los trabajadores, vía despidos, la judicialización de la protesta, los desafueros sindicales y el uso de patotas burocráticas”.


El Partido Obrero concentrará a partir de las 16.30 horas en Rivadavia y Callao.


Declaraciones de Pitrola sobre la Marcha por el Argentinazo

Conferencia de Prensa en el Bauen
"Los trabajadores del Casino y del Subte serán los principales
protagonistas de la marcha por el aniversario del Argentinazo"


“Los trabajadores del Casino y del Subte serán los principales protagonistas de la jornada del 20 de diciembre, junto al reclamo por la aparición con vida del compañero Julio López y el esclarecimiento del caso Febres" señaló Pitrola en la conferencia de prensa realizada hoy en el Hotel Bauen para convocar a la marcha que organizaciones de izquierda, sindicales combativas, estudiantiles, de derechos humanos y piqueteras realizarán de Congreso a Plaza de Mayo en el sexto aniversario del Argentinazo.

"La misma prefectura implicada en la represión a los trabajadores del Casino, donde actuó por encargo del empresario kirchnerista Cristóbal López, está ahora en la mira por el asesinato del represor Febres. El gobierno, en definitiva, está apelando a los peores represores para golpear a la extraordinaria lucha del Casino”, recalcó el dirigente del Partido Obrero.

"En el sexto aniversario, del Argentinazo marcharemos por la victoria de la luchas del casino, del subte, del pescado en Mar del Plata. De este modo, los trabajadores instalaremos nuestra agenda frente a un ‘nuevo’ gobierno que continúa siendo ‘el gendarme de la rentabilidad empresarial', mandando patotas en defensa de los López, en el Casino, de los Roggio, en el subte”, finalizó Pitrola.

18 de diciembre de 2007

Marcha del 20 de Diciembre


20 de Diciembre
2001-2007
  • Viva la rebelión popular del 19 y 20 de diciembre.
  • Por la victoria de las luchas obreras y populares. No al pacto social.
  • Basta de impunidad y represión “K”. Exigimos al gobierno la aparición con vida de Jorge Julio López.
  • Fuera el imperialismo de América Latina.

Jueves 20 de diciembre, a las 17 horas. Concentramos en Congreso para marchar a Plaza de Mayo.

Convocan: Partido Obrero, CCC, MST, PTS, Izquierda Socialista, MAS, Encuentro Memoria, Verdad y Justicia; Correpi Sur, MTR-Cuba, Apel, Liberpueblo (y más organizaciones populares).

15 de diciembre de 2007

La UJS frente a la crisis universitaria



La Conferencia de la UJS

Uno de los debates que cruzó toda la Conferencia de la UJS fue acerca del punto en que se encuentra actualmente la crisis universitaria. Las sucesivas crisis de las asambleas universitarias fueron cerradas parcialmente por el gobierno nacional a partir de un pacto con los radicales, como quedó plasmado en la Asamblea Universitaria realizada dentro del Congreso Nacional.

Los límites
Sigue en pie, sin embargo, la permanencia de miles de docentes ad honorem, bajos salarios, deserción masiva, falta de edificios, crecimiento de los cupos, etc. La explosión de Río Cuarto es una consecuencia directa del sometimiento de la educación y la universidad al gran capital. Río Cuarto no es otra cosa que la radiografía exacta de la política capitalista de Kirchner y las camarillas universitarias.

La nueva ley de educación superior
La campaña lanzada por el gobierno para que en el primer semestre de 2008 se apruebe una nueva ley de educación superior es una cuestión clave. Se trata de un operativo político que pretende escamotear la crisis general de la educación superior.

Es muy posible que el gobierno logre instalar en la situación política el debate de la nueva ley ya que cuenta con el poder para eso. Frente a esto, resolvimos impulsar el programa de lucha que hoy reconoce todo el movimiento universitario y darle forma a un proyecto de ley resuelto desde las bases, en un Congreso Nacional Universitario. O sea que mientras el gobierno busca cerrar la crisis política nosotros impulsamos un movimiento nacional, contraponiendo programas, orientaciones sociales y métodos de movilización. La docencia debe participar de la campaña. La disputa por ver de qué lado de la balanza se inclinan los docentes es una de las claves de la próxima etapa.

La disputa en el movimiento estudiantil
La Conferencia discutió también la campaña a realizar de cara al próximo Congreso de la Federación Universitaria Argentina (FUA) que debe realizarse en el primer semestre del año entrante. Planteamos la recuperación de la FUA. Llamamos, por lo tanto, al movimiento estudiantil combativo a armar un gran frente que recupere la FUA, abriendo un debate sobre método y programa. En este sentido, votamos una campaña para tomar contacto y abrir debates con todas las agrupaciones.

El desafío de la UJS
La Conferencia resolvió por último dedicarle una importancia mayor a la estructuración nacional de la UJS, es decir al funcionamiento de las direcciones nacional y regionales, a sus materiales de agitación y propaganda, y al reclutamiento. En esa medida le hemos dado una importancia a la salida regular de un Boletín Interno que impulse campañas y luchas.

Con esa perspectiva, resolvimos la realización de un Congreso Nacional de la UJS en junio de 2008, para dar nuevos pasos en la construcción de una organización socialista y revolucionaria. Las campañas votadas apuntan todas en esa dirección.

Gabriel Solano


Banco de la Provincia de Buenos Aires

Los bancarios derrotan
a Scioli y a Losteau

Defensa de la Caja Jubilatoria

Por expreso pedido de Scioli, el ministro Tomada convocó a la Gremial Interna de la Seccional Buenos Aires del Banco Provincia para anunciarle que durante este año no habrá tratamiento en la Legislatura bonaerense del proyecto de ley que modifica su régimen jubilatorio. Sólo entonces, la Seccional Buenos Aires levantó el paro por tiempo indeterminado, que había continuado a pesar de que la burocracia de la Bancaria había suspendido las medidas de fuerza.

El paro frenó la pretensión del gobierno de liquidar el 82% móvil de los haberes, elevar el aporte de los propios jubilados del Banco al 10 y el 12% (en lugar del 2% que establece la ley fundacional de la Caja) y tomar como base para el cálculo del haber jubilatorio los últimos diez años de trabajo para así licuar los ascensos y recategorizaciones. La decisión de Scioli de patear el tratamiento de la ley para el año que viene tuvo como telón de fondo la rebelión de los bancarios.



El retroceso oficial frente a la lucha bancaria tiene un fuerte condimento político. El autor del plan contra el que pelearon los bancarios no es otro que Martín Losteau, el nuevo ministro de Economía nacional que hasta el 10 de diciembre presidía el Bapro. El ministro de Economía de Cristina Kirchner debutó con una derrota a manos de los bancarios.

Daniel Rapanelli y Guillermo Casas

14 de diciembre de 2007

Marcha Piquetera



Quince mil piqueteros
en la Plaza de Mayo

Organizaciones de desocupados ganaron las calles en todo el país exigiendo que Cristina Kirchner reciba a una delegación del sector para discutir una solución a la desocupación crónica generando puestos de trabajo en blanco, el cobro de un aguinaldo para los planes sociales.

En el acto en la Plaza de Mayo, Néstor Pitrola se refirió al fracaso del plan de viviendas del gobierno de Kirchner, que no cubrió ni siquiera una mínima parte de lo anunciado, muy por detrás aún del impresionante déficit habitacional. Sin embargo esas viviendas son hoy más necesarias que nuca, ya que la especulación inmobiliaria hace imposible para los jóvenes trabajadores adquirir una vivienda propia.

Pitrola destacó que este movimiento piquetero no tiene porque considerar “pasarse a la otra vereda” como amaga Hugo Moyano de la CGT, porque hemos estado todos estos años en la vereda que lucha por los derechos de los trabajadores, así como impulsando hoy todas las luchas por salario y respeto al convenio, en el Casino, en el puerto de Mar del Plata, con los docentes de la Provincia de Buenos Aires. El Ministro del Interior ha dicho que era innecesario movilizarse para que el gobierno nos reciba. Le tomamos la palabra.

Mientras miles de desocupados pedían por sus necesidades, la presidenta electa se reunía con estrellas de Hollywood. Si la señora presidente tiene tiempo para la farándula, esperamos que tenga tiempo para dar respuesta al pedido de audiencia presentado hoy en la Casa Rosada.


13 de diciembre de 2007

Editorial de la semana

Las 72 horas de crisis
de Cristina Kirchner

(Editorial de Prensa Obrera nº 1021)

por  Jorge Altamira

Las crisis que ha sobrellevado Cristina Kirchner en menos de 72 horas de gobierno, deben representar probablemente un record imbatible a nivel internacional. Lo que es seguro es que son una expresión concentrada de lo que será la dinámica de su gobierno.

Acabar con los docentes

El anuncio beligerante contra los docentes en su discurso al Congreso lleva todas las marcas de la familia. Su marido gobernó durante más de una década la provincia de Santa Cruz con una pesada lápida sobre los maestros. Su arma preferida fue el premio al presentismo, que representaba una buena parte del salario y que era desconocido ante la más injustificada de las causas. Esta política concluyó con la rebelión docente santacruceña del corriente año. A pesar de ello, la nueva Presidenta ya lanzó el aviso con la vista puesta en la decisión cantada de los docentes de no iniciar las clases en marzo. Es también un anticipo de que piensa jugar a fondo la carta de-los-niños-perjudicados-por-la huelga para movilizar contra los docentes no solamente a la burocracia de Ctera, sino también a los padres y por sobre todo a la Iglesia, a la cual ya prometió que combatiría cualquier posibilidad de legislación que despenalice el aborto.

El Casino y los docentes de La Plata



La amenaza contra los docentes tiene que ver con los dos conflictos que sacuden el panorama político actual. Cuando la mayoría de los observadores creía que el conflicto del Casino de Puerto Madero entraba en un período de apaciguamiento, a partir de la conciliación obligatoria dictada por Trabajo con los despedidos adentro, el patrón de la timba acuática, Cristóbal López, un kirchnerista del riñón, le ‘arrancó’ a la jueza Servini de Cubría una decisión contraria a la reincorporación de los despedidos, en una manifiesta trasgresión de los procedimientos y las jurisdicciones. Es evidente que el oficialismo operó para evitar que se concretara lo que era, aunque parcialmente, una victoria de la huelga y de los piquetes obreros. La crisis subsiguiente a esta decisión llevó a la jueza a cerrar directamente el Casino. Esto ocurre en la jornada previa a una importante movilización piquetera, al mediodía del jueves 13, y a una concentración del grupo Moreno y otras organizaciones frente a la sede de Repsol en el día del petróleo.

El segundo movimiento convulsivo que tipifica una crisis se dio en la provincia de Buenos Aires, donde Scioli prometió a los docentes que protagonizaban un acampe organizado por el Suteba La Plata derogar los descuentos decretados por Solá para penalizar las huelgas de las seccionales combativas de Suteba. Aquí, nuevamente, una ‘mano negra’ del oficialismo nacional y de la burocracia de Ctera determinó una marcha atrás del flamante gobernador y, como consecuencia de ello, la acentuación de la movilización docente, que ahora se encuentra ocupando la Dirección de Escuelas de La Plata. Como se puede ver, el toque femenino de la nueva mandataria consiste en castigar las vacilaciones y los recules de su tropa, y dejar en claro que no habrá concesiones para los movimientos en lucha. Para evitar las palizas que recibe su amiga Bachelet, la presidenta argentina prefiere seguir los pasos de la Thatcher.

“La vereda de enfrente”

Es en este contexto que hay que colocar las convulsiones de la crisis con Moyano. Es indudable que la amenaza de Moya no de “pasarse a la vereda de enfrente” es la manifestación de contradicciones que entraron en un punto de ebullición. Como es perfectamente conocido, el moyanismo no logró hacer pasar ninguna de sus iniciativas laborales en el Congreso por sucesivas decisiones de la Casa Rosada. El tema laboral ya está provocando incluso choques con la Corte designada por el oficialismo. Los ‘nacionales y populares’ no quieren, desde ningún punto de vista, que se ponga en marcha el 82% móvil para los jubilados. La gota que rebalsó la crisis entre el gobierno y Moyano fue la decisión oficial de congelar también el proyecto que deroga los tickets no remunerativos. Pero el gobierno se ha visto obligado a recular de este propósito, no solamente por las amenazas de Moyano sino porque el conflicto se daba en el marco de un conjunto de luchas sindicales, como las ya nombradas, que iban a arruinar por completo la inauguración del nuevo mandato. En una reunión apresurada, el miércoles 12, Cristina Kirchner instruyó a Tomada para que el Senado vote favorablemente la derogación del régimen de tickets, después de haber prometido un día antes al embajador francés, que las empresas francesas en Argentina estaban seguras (Accor es francesa). La pelea se desplaza ahora a la reglamentación de la futura ley. Para 72 horas de gobierno, el ajetreo ha sido incesante.

Salarios, variable de ajuste

No hay misterios. Con inflación en alza y un compromiso para aumentar tarifas, el gobierno necesita, por su condición de clase, reprimir los reclamos salariales, y en primer lugar las luchas que no son encuadradas (y entregadas) por la burocracia sindical. Pero todavía tiene que demostrar que tiene la capacidad política para desarrollar este plan. Las primeras horas del nuevo gobierno han sido polarizadas por las luchas y crisis sindicales que ya sacudieron el andamiaje de Kirchner marido, pero que el nuevo contexto económico hace más agudas. Y esto vuelve a ocurrir en un escenario en que el gobierno procura que las contradicciones del proceso económico sean solventadas en parte por los propios capitalistas, como lo demuestra el congelamiento del precio a los tamberos o las retenciones a las exportaciones. Solo que el precio fijado a la leche beneficia por sobre todo a la industria láctea, que deriva el fluido a la producción de quesos, de donde obtiene las mayores ganancias, además de producir desabastecimiento de la envasada en sachets. Con las mineras, el gobierno actúa ‘en su medida y armoniosamente’, y pretende gravarlas por un porcentaje irrisorio.

Gendarmes de papel

A la luz de esto resulta una muestra de carencia de profesionalismo, por lo menos, el saludo que le brinda la tapa de Página/12 a Cristina Kirchner, desplegando su anuncio de que “no será gendarme de la rentabilidad empresaria”. Los balances dicen otra cosa. Apenas una semana antes los patrones de la construcción habían brindado a De Vido (un socio de Moyano) una ovación mayor que la ofrecida en la Scala de Milán a Tristán e Isolda, con la orquesta dirigida por Baremboim y una puesta en escena del francés Patrick Chéreau. La “patria contratista” se lleva la mitad del presupuesto, con Skanska excluida.

De todos modos, la frase de marras traduce más ignorancia que mala fe. La flamante jefa de Estado parece desconocer que las ganancias capitalistas y hasta el andamiaje financiero del Estado se encuentran condicionadas por el derrumbe del mercado hipotecario de Estados Unidos, que es, él solo, cinco veces mayor que todo el mercado de deuda externa de la década del ’90. Cristina Kirchner no sopló una idea sobre como afrontar este derrumbe, que ya tiene un alcance general e internacional, a pesar de que la prensa la presenta como una mujer abierta al mundo. No lo debe ser tanto cuando reconoció que había abandonado la pretensión de cambiarlo, para dedicar su vocación renovadora solamente a Argentina. ¿Es posible una cosa sin la otra? ¿La ‘reconstrucción de la burguesía nacional’ en un solo país? Cuanto más lustre busca sacar el oficialismo más deja ver sus limitaciones políticas.

Una iniciativa

Estas manifestaciones tempranísimas de crisis deben ser un motivo para que el movimiento obrero y la juventud combativos adopten iniciativas de conjunto. En primer lugar, desarrollar un gran movimiento popular de apoyo a los trabajadores del Casino y de Suteba La Plata. Más en general, es necesario que adoptemos un plan de lucha para intervenir en la crisis política, para desarrollar una política dentro de los sindicatos y organizaciones populares, y para intervenir en las paritarias que ya comienzan. Estas son las conclusiones a las que arribaron las conferencias sindical y juvenil del Partido Obrero en las últimas dos semanas.

Un acuerdo para el salvataje de la burocracia

El gobierno maniobra,
los luchadores no aflojan
(publicado en Prensa Obrera nº 1021)
La dirección burocrática del Soip, la Caipa (Cámara empresarial) y el Ministerio de Trabajo de Nación firmaron un acuerdo de un aumento salarial del 15% al primero de enero, a cuenta de futuros convenios, y una suma fija de 150 pesos en concepto de haberes perdidos por seis meses de conflicto.

La firma del acuerdo sale al salvataje de la “desaparecida” dirección del Soip de Verón-Salas, que fue expulsada de su propio local sindical por los trabajadores durante 80 días y que sólo volvió de la mano de la Infantería.

El gobierno pretende con este acuerdo levantar la histórica lucha que se viene llevando adelante por al registración los obreros en negro. El adicional de 150 pesos otorgado por los llamados “días caídos” es un intento de frenar uno de los rasgos más revolucionarios de este conflicto: las plantas se paran con piquetes, desde afuera, y los trabajadores abandonan las mismas reconociendo en concreto a los huelguistas como la dirección real del gremio.

El acuerdo salarial se firmó días antes de la nueva reunión a la que se ha comprometido ministro Tomada con la Asamblea Autoconvocada del Soip.

La Asamblea autoconvocada del Soip ha garantizado varios días de paro total en el puerto y se ha ganando la adhesión de los trabajadores en blanco. Los vigorosos piquetes y bloqueos en el puerto, las movilizaciones, la ocupación del sindicato y del propio Ministerio de Trabajo de Mar del Plata arrancaron la reunión con el Ministerio. El propio Tomada se vio obligado a recibirlos y labrar un acta por la cual se compromete a “buscar un mecanismo que permita registrar laboralmente a los trabajadores, modificando los actuales abusos y distorsiones en el sistema vigente”.


Esta inmensa lucha puso a la luz la permisividad y la complicidad del gobierno nacional y provincial, con el trabajo en negro y los contratos basura que mantienen desde hace años las poderosas patronales del puerto.

A partir de la reunión con el Ministerio, los luchadores del Pescado se dieron la tarea de empadronar a los trabajadores en negro. Ya llevan empadronados 4.000 trabajadores, en una tarea que los coloca definitivamente como la dirección real de los trabajadores del pescado.

En la visita a Buenos Aires estará planteado oficializar esa registración y que el gobierno nacional se haga responsable del pago de una garantía horaria de tres meses hasta la regularización laboral de cada uno de los empadronados, todos trabajadores reales del Pescado.

La Asamblea Autoconvocada no debe permitir que dividan a los trabajadores en negro y en blanco. Está planteado reclamar en la próxima reunión en el Ministerio que el acuerdo salarial se extienda a toda la industria (en negro y en blanco). Junto con esto, un acta que establezca el pago de la garantía horaria hasta obtener la registración laboral de todos.

Juan Ferro



La extraordinaria lucha del Casino


A QUIÉN CUBRÍA SERVINI
Ahora todos “en el mismo barco”
En una semana, la huelga general del Casino reventó cuatro maniobras políticas para quebrarla: la represión de la prefectura, los nuevos despidos de la patronal, el intento de conciliación con los despedidos afuera y, finalmente, la disposición de Servini de Cubría que, con la protección de la prefectura, impedía el ingreso de 81 compañeros.

El cierre del barco fue el último derrape de Servini de Cubría ante la maciza reacción obrera y la acción decidida de un grupo de dirigentes políticos y legisladores que acompañamos a los huelguistas. Desnudamos en plena madrugada, a los ojos de todo el país, que la empresa y la justicia, ambas, impedían trabajar a los compañeros.



Es al mismo tiempo el emergente de una crisis de poderes que se planteó entre la justicia federal y el ministerio de trabajo que había decidido conciliar con los despedidos adentro. Algo que puede parecer normal, pero fue arrancado tras veinte días de huelga, a un poder político que convalidó todo el tiempo a la patronal de Cristóbal López y a la burocracia sindical.

El gobierno echó lastre, se lavó las manos de la represión manifestando que separaría a los responsables y dictó esta conciliación peculiar, con vuelta a las tareas después de la asunción de Cristina Kirchner. Esto indica que temían un agravamiento de la huelga en el momento del traspaso.

El giro impuesto tiene más relieve si se tiene en cuenta que seis gremios, entre ellos los “irreconciliables” Aleara (juegos) y Somu (marítimos), se unieron en una actitud sin precedentes en el movimiento obrero: reclamarle al ministerio que no se reincorpore a los despedidos. Conocemos traiciones de todo tipo pero es una novedad que la burocracia sindical deje las huellas en un expediente pidiendo que no se devuelvan los puestos de trabajo a las cabezas de 97 familias represaliadas.

Las dos facciones que disputan la CGT, el moyanismo del “Caballo” Suárez del Somu y el barrionuevismo del macrista Amoroso de Aleara, se unieron contra la poderosa organización de base de los jóvenes trabajadores del Casino.

La feroz pelea por las cajas sindicales no les ha hecho perder de vista el alcance que tiene el control del lugar de trabajo por parte de un cuerpo de delegados de base, electo por los compañeros y asentado en la asamblea. Esta fue el arma clave de los sucesivos triunfos de esta organización en torno al convenio, contra el lock-out patronal en mayo, por la integridad del plantel y del cuerpo de activistas.

Estamos ahora ante un “lock-out judicial”. El enorme poder de este lobby del juego, de las influencias del empresario kirchnerista López, asociado a la española Cirsa, se apreció en que tuvieron para el churrete a cuanta institución del Estado se les cruzó: el Ministerio, la Prefectura, la Justicia federal. Se trata de una patronal con tanta “llegada” a la Rosada, que hasta pudo unificar contra la organización obrera a las fracciones de la burocracia sindical que se disputan el protagonismo del futuro pacto social. Cuesta pensar que en alguna de las fases de esta vertiginosa semana no haya intervenido en persona el propio Kirchner.

Tampoco se puede descartar un objetivo de más largo alcance del clan empresarial pingüino, buscando plazos y condiciones para que Cristóbal López obtenga, negociación con el macrismo de por medio, la concesión para un casino en tierra. Por ahora, la legislatura porteña “colgó” al empresario kirchnerista en la renovación de la concesión del hipódromo donde disfruta del curro descomunal de los tragamonedas.

En cualquier caso, la huelga ya no es la misma. Los trabajadores han impuesto un nuevo escenario que refuerza la unidad de clase de los huelguistas. Fracasaron los “mulos”, el Casino no facturaba, la huelga cumplió casi un mes con un 85% de acatamiento. Hoy están todos “en el mismo barco”, aunque sea afuera del barco. La brasa caliente la tiene el ministerio de Trabajo que debería garantizar el pago de haberes, el reingreso general y la participación de las partes para discutir las reincorporaciones. Los primeros pasos del plan de lucha, que tendrá seguramente similitudes con el de la gran lucha de mayo/junio, en oportunidad del lock-out, apuntan en esa dirección.

La Kirchner empezó con baile, crisis con Moyano, masiva movilización piquetera y reforzamiento de la gran huelga general de la juventud del Casino. Llamamos a todas las organizaciones obreras a cerrar filas y a movilizarse con los compañeros.



La victoria de esta huelga es estratégica en la defensa de todo un rumbo para la clase obrera.

Néstor Pitrola

Ver más notas en Prensa Obrera: reportaje a tres compañeros del Casino y quién es la patronal del casino


11 de diciembre de 2007

Congreso de la UJS

El fin de semana del 8 y 9 de Diciembre se reunió el pre Congreso Nacional de la Unión de Juventudes por el Socialismo (UJS-PO) en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, con delegaciones de la juventud de Colegios secundarios, institutos terciarios y de Universidades de todo el país. El congreso, entre otras resoluciones resolvió los siguientes puntos de suma importancia: Río Cuarto, el Cromañón de Kirchner y las camarillas universitarias.

El estallido del laboratorio de la universidad de Río Cuarto no ha sido una fatalidad ni una desgracia natural. Los responsables son muy claros: la política capitalista privatizadora y corrupta del gobierno kirchnerista y de sus cómplices, las camarillas universitarias. La radiografía de la política oficial ha quedado al desnudo en la explosión de la UNRC. Laboratorios universitarios trabajando para empresas privadas que se apropian de lo público en su beneficio, es decir lo que se llama comúnmente la “venta de servicios” o los “contratos con terceros” que realizan las universidades para reunir un presupuesto que les niega el Estado. El Congreso Nacional de la UJS apoya la exigencia de renuncia inmediata del decano de la Facultad de Ingeniería y del rector de la Universidad, reclamo de la asamblea de estudiantes y docentes de la Universidad de Río Cuarto.

La “nueva” Ley de Educación K
Cuando Río Cuarto desnuda la política oficial, mostrando sus consecuencias catastróficas, el gobierno nacional pretende entretenernos con la aprobación de una nueva ley de educación superior que viene a convalidar el actual estado de cosas, avanzando en la destrucción y privatización universitaria. El congreso de la UJS plantea avanzar en la lucha con un programa que plantee la inmediata triplicación del presupuesto y el control del mismo por comisiones independientes de estudiantes, docentes y no docentes; el establecimiento de un salario mínimo igual a la canasta familiar para todos los trabajadores universitarios; el ingreso irrestricto en todas las facultades del país; la gratuidad de todos los niveles y la defensa de la carrera de grado; la democratización del gobierno universitario.

Para evitar que el gobierno avance con su ley llamamos a los decenas y decenas de miles de estudiantes, docentes y no docentes a plasmar estos puntos fundamentales en un proyecto de ley propio, elaborado y resuelto por un Congreso Universitario Nacional. Las federaciones estudiantiles combativas como la FUBA, la Conadu Histórica pueden jugar un papel importante dando el primer paso para su convocatoria.

Vamos por la FUA
La corruptela de las camarillas universitarias tiene su expresión en el movimiento estudiantil, particularmente en la Federación Universitaria Argentina (FUA) que está en manos de la Franja Morada Llamamos la atención con que a principios del año que viene se debe realizar el Congreso de la FUA donde se debe elegir su dirección. La Franja Morada llega dividida al Congreso y en profundo retroceso. El Congreso de la UJS convoca a todas las agrupaciones de lucha e independientes a empezar una fuerte campaña desde ahora mismo para llegar al Congreso de la FUA con un bloque que recupere la FUA en función de una pelea contra el gobierno nacional y las camarillas universitarias.


8 de diciembre de 2007

Catastrofismo, Forma y Contenido

Nota del Administrador
Lo que va a leerse a continuación es un adelanto de la revista En Defensa del Marxismo.
Nos parece parte indispensable del material que pone a disposición el Partido Obrero, para todo aquél que se interesa en los problemas y las polémicas suscitadas en el marco más general de la lucha política.
Dado lo extenso del trabajo, hemos publicado una parte en la página principal del blog.
El resto, como es costumbre en las entradas largas, lo puede encontrar el lector haciendo click en la frase Seguir leyendo…
Que lo disfruten.


Catastrofismo, Forma y Contenido
(Frente al derrumbe teórico de un chavista)

por Pablo Rieznik

"El desenvolvimiento de las fuerzas productivas motivado por el capital mismo en su desarrollo histórico, una vez llegado a cierto punto, anula la autovaloración del capital... A partir de cierto momento el desenvolvimiento de las fuerzas productivas se vuelve un obstáculo para el capital; por tanto la relación del capital se torna en una barrera para el desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo. (Marx en los Grundrisse)

La afirmación de que Marx no habría instaurado una "teoría del derrumbe" debe remontarse ciertamente, ante todo, a la interpretación revisionista de su obra económica”. (Roman Rosdolsky en "Génesis y Estructura de El Capital de Marx")

En un artículo escrito algunos meses atrás reivindicamos la filiación marxista del "catastrofismo" (1), es decir, que el capitalismo es un modo de producción históricamente condicionado y, por lo tanto, condenado a agotarse como consecuencia de sus propias contradicciones. Es lo esencial del planteamiento de Marx y la clave para comprender lo que el mismo llamó la "ley del movimiento" de la sociedad moderna, objeto de su obra más célebre (El Capital). "Marx concibe, pues, el desarrollo capitalista como un proceso plagado inevitablemente de movimientos catastróficos" dice literalmente un estudio reciente muy meduloso que lleva como título ni más ni menos que "Rastros del Apocalipsis" (en Marx) (2) y cuya lectura atenta es extremadamente enriquecedora porque pone de relieve la tensión última, extrema y definitiva en que el capital coloca a la civilización humana. O el hombre se emancipa de la explotación secular llevada al paroxismo por un modo de producción que ha cumplido su misión histórica o la sobrevida del capital, más allá de sus propios límites, entraña una destrucción abismal de las condiciones de existencia de la especie y de su medio ambiente como un todo.

La tendencia del capitalismo a enfrentar las circunstancias de su propio colapso es el contenido original del "catastrofismo" y la base rigurosa de una política revolucionaria de transformación social. El capitalismo revela una tendencia inevitable a su derrumbe, creando así las condiciones necesarias para su superación. En nuestro anterior artículo recordábamos que la conocida corriente revisionista, encabezada por Eduard Bernstein, en el movimiento socialista de fines del siglo XIX comenzó por delimitarse del "catastrofismo", cuestionando precisamente la señalada tendencia al derrumbe del capital.

 
Eduard Bernstein

El mismo cuestionamiento se ha reiterado en el tiempo y adquirido connotaciones más negativas en la misma medida en que el agotamiento histórico del capital como metabolismo social se pone "en acto" en la evolución de la historia reciente. En la nota de marras tomamos como ejemplo una nota de Claudio Katz, asumido como ideólogo de una "nueva izquierda" que aquí y en el mundo hace gala de "aggiornamiento".La nota
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repetía en forma prácticamente literal a Bernstein e impugnaba la existencia de cualquier tendencia del capitalismo al colapso para concluir con la propuesta sustituir al socialismo obrero por una democracia adaptada a nuestros tiempos. Nuestra crítica caracterizaba este planteamiento como propio de la "economía de izquierda" porque Katz pretendía reemplazar el análisis de la catástrofe capitalista contemporánea por una disciplina dedicada a comprender por que "el capitalismo se mantiene en pie" sin noticias de de que nunca vaya a derrumbarse.

Renegar como método

El propio Katz ha asumido el desafío de responder a aquel artículo con otros dos largos trabajos de su autoría (3). A pesar de su extensión, la respuesta del líder de los llamados "economistas de izquierda" (EDI) se caracteriza, en primer lugar, por evitar la consideración de los puntos más polémicos de la crítica que les formuláramos en el artículo anterior. Nada dice sobre la propuesta de los "economistas de izquierda" (EDI) de defender una política de "distribución del ingreso" en términos similares a la burocracia sindical afín a Duhalde y posteriormente a Kirchner. Nada sobre la propuesta de una suerte de "socialismo del trueque" cuando la catástrofe capitalista de principios de esta década obligó a millones de argentinos cambiar calcetines en desuso por un plato de fideos o viceversa. Nada dice tampoco sobre la presentación de subsidios al "empleo", miserables y en negro como ejemplo de "cultura del trabajo" y "socialismo". Nada sobre el oportunismo de lanzar una agrupación de "economistas" en el mismo momento en que Katz, reivindicando su pasaje del socialismo a la "democracia", se presentó como "ministro de Economía" de un personaje hoy olvidado que cosechó votos repudiando a los partidos de izquierda. Sin examinar aún el contenido de los planteos de su nuevo trabajo hay que decir que Katz procede a lo que los franceses llaman la "fuite en avant" o lo que en criollo sería el que calla otorga.

Otro déficit metodológico del texto de Katz es que se trata de un ataque al Partido Obrero con un criterio muy particular. Porque nunca se refiere a la enorme literatura política del PO, su textos, su prensa, sus documentos, sus folletos, libros y resoluciones. Tampoco menciona planteamientos de sus dirigentes más reconocidos. Y esto a pesar de que Katz no deja de considerar ningún asunto político relevante. Suponemos que en su tarea de profesor Katz no admitiría nunca un trabajo de estas características, que no cita a las fuentes y que, además, las distorsiona o falsifica con una completa arbitrariedad. Al tratarse de una lucha política, nuestro autor estima que puede utilizar la impostura "a piaccere" para confundir al lector sobre las posiciones de quien dice criticar. Lo mismo vale para el cometido declarado de su texto, la crítica a "dos autores - Pablo Rieznik y Luis Oviedo -", cuyas formulaciones no expone nunca con rigor, abusando de la cita fuera de contexto y adjudicándole planteos que nunca formularon. Aún con este procedimiento, impropio de quien ha adoptado los modos del trabajo académico, el artículo reciente de Katz tiene el mérito de aportar a una clarificación política. Katz, como ideólogo de la "nueva izquierda", expone ampliamente sus propios puntos de vista. Los que, además, se encuentran en las antípodas de lo que Katz sostenía algunos años atrás y de lo cual ahora reniega aunque nunca se haya dado al trabajo de explicar la metamorfosis. Por eso la crítica a sus viejos compañeros tiene la forma de una catarsis con un autor que no se sabe si se ofusca con quien polemiza, con su propio pasado o con sus contradicciones de ayer y de hoy.

El "nuevo" Katz, entonces, es muy claro cuando, en "oposición" a los catastrofistas afirma que es imposible hablar de una tendencia al colapso del capitalismo, dado que la "dinámica" capitalista es "cíclica" y a cada crisis sucede una ulterior recuperación. Tampoco correspondería, según Katz, hablar del imperialismo como última etapa del capitalismo y como época de catástrofes y revoluciones, que sería un señalamiento de Lenin, puramente coyuntural, para los años 1914-1922.

Lenin

Las fuerzas productivas del capital - sostiene Katz - continúan creciendo y ya no corresponde hablar de gobierno obrero y expropiación del capital porque el nacionalismo latinoamericano nos ofrece un puente privilegiado al socialismo, del cual ni siquiera Kirchner estaría excluido: es la integración que mediante un "acuerdo regional" plantea el gobierno venezolano a través del llamado ALBA. Concluye, curiosamente con una crítica a lo que considera el monolitismo del PO, para celebrar la construcción de un partido regimentado desde arriba con los recursos del aparato estatal (capitalista), manejado por funcionarios públicos e intolerante con cualquier disidencia interna. Esto es exactamente lo que han señalado los militantes socialistas que rechazaron disolverse en el partido único de la revolución que puso en pie el presidente Chávez, a quien normalmente Katz menciona según su jerarquía constitucional. Admitamos que al menos Katz no se anda con chiquitas y cuando ahora releemos artículos de su pluma de algunos años atrás no puede menos que concluirse que la metamorfosis de Katz es verdaderamente copernicana.

El catastrofismo conservador

Y comienza así: según nuestro crítico "Marx nos legó una teoría del funcionamiento y de la crisis del sistema capitalista pero no de su catástrofe". Al revés -dice Katz- tal funcionamiento del capital, descubierto por Marx consistiría en que el capitalismo "no se degrada (hacia su) desmoronamiento, sino que subsiste a través de espirales de crecimiento y crisis convulsivas".

Marx

Marx entonces, no sería el teórico que puso de relieve el carácter históricamente condicionado del capitalismo y la inevitabilidad de su superación como requisito para el progreso del hombre como especie, sino exactamente, al contrario, quien explica que las "convulsiones" del capital son sólo un medio para su..."subsistencia". El "aggiornado" crítico vuelve así muy atrás porque la intuición de que el capitalismo encontraba barreras insuperables a su propio desarrollo y como consecuencia del mismo, es previa a Marx y muy clara en el caso de uno de los exponentes de la llamada escuela "clásica" de la economía política burguesa, David Ricardo.

Como señaláramos en el artículo al cual pretende responder Katz, la cuestión de la tendencia al colapso, catástrofe o derrumbe del capitalismo, términos que deben ser considerados sinónimos según su denominación original en alemán, fue el debate clave que siguió a las muertes de Marx en 1883 y Engels en 1895. Bernstein que había sido estrecho colaborador de este último fue quien colocó al finalizar el siglo XIX el problema de la "tendencia al derrumbe" en el centro de la discusión del movimiento obrero y socialista de la época. Cualquiera sea la crítica que se pueda formular a los revisionistas e inclusive a las limitaciones de sus contradictores de la época (Kautsky y Rosa Luxemburgo) lo que importa aquí es que la polémica partía de la admisión común de que el planteamiento original de Marx era inseparable de la mentada tendencia al derrumbe o al colapso del capitalismo. Esto era absolutamente indiscutible.

Rosa Luxemburgo

Bernstein al revisar a Marx sostenía que nuevas circunstancias en el desarrollo capitalista eliminaban ciertos presupuestos sobre los cuales Marx había formulado sus análisis respecto al derrumbe del capital. Porque entre otras cosas, el monopolio y el crédito permitirían contener y revertir el desarrollo anárquico de la libre competencia, que estimaba como el principal factor de destrucción de la economía capitalista y de sus crisis recurrentes. Katz se coloca también muy por detrás de Bernstein porque si éste criticó la teoría del derrumbe nunca cuestionó la marcha irreversible de la sociedad burguesa hacia una etapa superior, el socialismo. Sólo que en lugar de considerarla como la consecuencia de las contradicciones crecientes y explosivas del capital, postuló una suerte de desarrollo armónico y planificado que sería coronado, al mismo tempo, por una eliminación gradual de las lacras del capitalismo y un ascenso progresivo al poder de la clase obrera, mediante reformas al modo de producción existente y a su régimen político.

Marx & Engels

Mientras Bernstein suponía que el capital poseía los atributos de una suerte de corrección para su rumbo catastrófico, Katz nos explica que el capitalismo "subsiste" por medio de crisis cada vez más "convulsivas". No deja de ser "catastrofista", pero no de un modo socialista y revolucionario, sino conservador y reaccionario. Katz afirma que jamás Marx "imaginó el estallido final del sistema capitalista". Sin embargo, es exactamente lo que el autor del Capital planteó al coronar todo el análisis que efectuara en su trabajo cumbre. Se trata además de los párrafos finales de uno de los últimos capítulos (XXIV) en el apartado final, titulado "Tendencia de la acumulación capitalista", donde Marx describe ni más ni menos que el momento en que "suena la hora postrera del capital" y se plantea su "negación" es decir, su liquidación histórica, "se hace saltar la corteza capitalista, los expropiadores son expropiados", algo que se impone con "la necesidad de una ley natural". Textualmente: "El monopolio ejercido por el capital se convierte en traba al modo de producción que floreció con él y bajo él. La centralización de los medios de producción y la socialización del trabajo llegan a un punto en que se hacen incompatibles con su envoltura capitalista. Esta salta hecha añicos. Ha sonado la hora final de la propiedad privada capitalista. Los expropiadores son expropiados". Semejante definición incomodó siempre, no sólo a Katz, sino a una pléyade de sus propios seguidores (los de Marx, claro). Se les antoja que el Marx "objetivista" y naturiforme excluye así la revolución y la acción "subjetiva" del hombre. Pero la distinción es esquemática y es lo que Marx se planteó superar. Lo subjetivo está preñado por la objetividad y viceversa. El autor del Manifiesto del Partido Comunista sabía que el proletariado tenía que acabar con al capitalismo porque este se derrumbaba y, recíprocamente, que no se derrumbaría si la acción humana no procedía a la correspondiente ejecución. La incomprensión de esta relación recíproca siempre ha dado lugar al descubrimiento de "dos Marx". El "subjetivista", que plantea en el inicio del citado Manifiesto que "el motor de la historia es la lucha de clases", y el "objetivista" que indica que son las "relaciones de producción en choque con las fuerzas productivas" las que determinan "la revolución" social. Una oposición completamente ficticia, sobre la cual se ha derramado ríos de tinta durante años, olvidando que lo "objetivo" y lo "subjetivo" son dos aspectos íntimamente vinculados de un todo único: "Los hombres hacen la historia pero la hacen en condiciones que no han elegido y heredado del pasado", según la conocida tesis del propio Carlos Marx.

A pesar de que Marx es como la madre, que hay una sola, Katz también tiene sus "dos Marx". Así no tiene ningún problema en reconocer los planteos de Marx sobre el derrumbe, porque luego los habría desmentido. Es decir, que convierte a Marx en Katz, que pasó del catastrofismo revolucionario a su opuesto exacto sin solución de continuidad. De modo que el Marx del Tomo I sería contrariado -dice Katz- por el del Tomo III, cuando pasa del "terreno de las contradicciones genéricas" a "la explicación de cómo las tendencias más explosivas del capital están morigeradas por la acción de fuerzas opuestas (contratendencias), y distingue del análisis puramente conceptual de sus manifestaciones concretas". Así Marx pasaría de un catastrofismo de concepto, genérico, abstracto, a un realismo anticatastrofista, "concreto", desmintiéndose a sí mismo. Una especie de empobrecido Kant, según el cual la "cosa en sí" catastrófica del capitalismo recuperaría el lugar de una vaga condena moral inasible, mientras el capitalismo real que los economistas como Katz pueden investigar y medir en sus vicisitudes más inmediatas sería eterno en su "dinámica cíclica". Más dialéctico es el poeta que celebra al amor, "eterno mientras dure", conciente quizás de que "todo lo que existe merece perecer".

La tendencia decreciente de la tasa de ganancia

Marx, por supuesto, nunca habla de "contra tendencias" en el Tomo III, cuya primera parte, al revés, remata en el análisis exhaustivo de la llamada tendencia decreciente de la tasa de ganancia, que Marx reputa la "ley fundamental de la economía política", precisamente porque pone de relieve el mecanismo íntimo y esencial que conduce al declive irreversible, ir-re-ver-si-ble, del modo de producción capitalista.


La acumulación del capital implica el desarrollo de las fuerzas productivas que emerge de la competencia entre los muchos capitales para sobrevivir y cuyo resultado contradictorio es que crece constantemente la proporción de capital aplicado en máquinas, herramientas, materias primas y disminuye la correspondiente a la aplicada en el pago de salarios. Como la plusvalía o ganancia que obtiene el capital surge de la diferencia entre el valor creado por los asalariados y lo que obtienen como ingreso para subsistir, esa plusvalía o ganancia medida con relación a la totalidad del capital tiende a caer. Por lo tanto, cuanto más se desarrolla el capital más erosiona, mina, afecta, destruye, cuestiona, dificulta, restringe...las condiciones de su propio desarrollo. Al capital le pasa lo que le pasa a Katz y a todos nosotros: cuanto más vivimos nos acercamos a la muerte y como consecuencia de las leyes de nuestro propio desarrollo; nos guste o no. Basta el sentido común en este caso, para comprender que la mentada tendencia decreciente de la tasa de ganancia no sería la ley económica fundamental de la economía política si fuera negada por "contratendencias" que con una igual fuerza y en sentido contrario, la tornaran inocua.

De hecho Marx nunca habló de contratendencias sino de "factores contrarrestantes" que enlentecen, frenan en diversos períodos y evitan una evolución puramente lineal o mecánica de la tendencia inmanente de la tasa de ganancia a decrecer. Algo que en el límite, la llevaría lisa y llanamente a la desaparición en el caso de una completa automatización del proceso productivo. Este sencillo ejemplo lo planteó Ernst Mandel, a quien lamentablemente Katz rescata cuando se trata de repetir sus peores defectos políticos y sus trabajos teóricos más pobres. El ejemplo es didáctico porque pone de relieve la paradoja básica del capital: cuanto mayor es la capacidad del trabajo humano acumulado de producir riqueza (teóricamente ilimitada en el caso imaginado de la competa automatización productiva); menor es la producción de nuevo valor, cuya confiscación es la razón de ser del capital (y que termina por ser nula en caso de ausencia de trabajo totalmente remplazado por maquinas). El valor sólo puede crearse como resultado del trabajo vivo involucrado en la producción. Pero el desarrollo de la productividad del trabajo lo torna crecientemente superfluo y sustituible por procesos automáticos. En el capitalismo cuanto mayor es la productividad del trabajo, mayor es su capacidad de producir riqueza, pero menor es el valor unitario de los productos, al mismo tiempo que disminuye la cantidad de trabajo vivo incorporado a los mismos hasta desaparecer, como acabamos de señalar, en el caso de una producción automática.

El vínculo entre el trabajo, producción de riqueza y valor, es histórico y contradictorio. La contradicción alcanza un nivel terminal e insuperable cuando el propio trabajo inmediato en la producción es crecientemente innecesario y cesa de servir a la valorización del capital, que ha desarrollado las fuerzas productivas a un punto en que chocan con relaciones de producción que deben ser superadas. El trabajo inmediato del hombre en la producción estuvo siempre colocado como fundamento de la creación de riqueza; hasta el momento en que en una potencia muy elevada de su desarrollo histórico, se niega a sí mismo, se desplaza y retira del proceso productivo directo. Esto en la misma medida en que logra ser sustituido por el "monstruo mecánico" como decía Marx. Los procesos automáticos conducirán entonces al hombre del reino de la necesidad al reino de la libertad, un reino en el cual el trabajo no producirá valor porque el trabajo se transformará en una actividad vital conciente del metabolismo productivo híper tecnificado y cambiará completamente de carácter. Algo imposible de comprender si no se comprende que, a diferencia de la riqueza, el valor no es algo tangible, no es una "cosa", sino la expresión de una relación social mediante la cual los productores de mercancías se vinculan entre sí a través de sus productos que intercambian según el tiempo socialmente necesario para producirlos. El valor está obligado a desaparecer, la riqueza a trascender más allá de la desaparición del trabajo aplicado inmediatamente a la producción.

La decadencia o tendencia decreciente de la tasa de ganancia es una manifestación inseparable de la decadencia de la ley del valor como principio regulador del movimiento capitalista. "A partir del momento en que el trabajo, bajo su forma inmediata dejó de ser la fuente principal de riqueza, el tiempo de trabajo deja y debe dejar de ser la medida de valor de uso. El sobretrabajo de las grandes masas dejó de ser la condición de desarrollo de la riqueza general, tanto como el no trabajo de algunos dejó de ser la condición de desarrollo de las fuerzas generales del cerebro humano "(4). El desempleo crónico, de laga duración que se perpetúa y crece en el último cuarto de siglo, no es el resultado necesario del progreso tecnológico en sí, sino el producto de la crisis de sobreproducción del capital; cualquier esfuerzo para salir de esta crisis de sobreproducción dentro del cuadro del capitalismo sólo puede agravar una situación ya de por sí insoportable. La salida del infierno de la desocupación perpetua no puede ser más que la ruptura del marco capitalista. A su manera, la desocupación, es el índice negativo de que las condiciones están maduras, no para ‘el fin del trabajo', anunciado por los nuevos ricos del parasitismo bursátil, sino para la abolición de la alienación del trabajo por medio de la abolición del capital. La desocupación crónica, anuncia a su manera la muerte de la ley del valor y del mercado (5).

Marx decía que la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia era un "enigma" muy simple de entender para quien resolviera el "enigma" del valor (y de la riqueza) que explicara en el Tomo I de "El Capital". Como Katz no entendió el secreto del valor, lo desaprendió, no puede entender ahora la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia del capital, cuya esencia se resume en definitiva en la tendencia del capital a cuestionar con su propio desarrollo la ley del valor que constituye el motor mismo de su existencia, históricamente condicionada, históricamente limitada, condenada a desaparecer. Para decirlo en términos de la "reflexión teórica" a la que gusta apelar nuestro crítico, no habiendo comprendido el valor, el fetichismo de la mercancía (por el cual una relación social se manifiesta como cosa material), Katz se convierte en un adorador del "fetiche del capital", eterno en su "dinámica cíclica".Un economista al menos debería dominar el concepto elemental de valor que Marx sí nos legó para la comprensión de nuestra época capitalista.

Katz, que se jacta de su saber teórico contra la pobreza de sus críticos, nos imputa desconocer "medio siglo de discusiones sobre el tema" de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. Pero parece que el supuesto seguimiento escrupuloso del tema, en su caso, terminó por perderlo en el laberinto de una enorme confusión sobre el punto. Pero, además, no hace mucho tiempo en "En Defensa del Marxismo" fue publicado un cuidado artículo sobre el tema que consideraba bastante más de medio siglo de discusiones, relevaba la biografía más reciente y explicitaba la crítica a Katz y a los autores que no entendían o distorsionaban la ley fundamental de la economía política, considerando las diversas aristas del debate contemporáneo sobre el punto (6). En ese mismo medio siglo de discusiones sobre el tema lo que se ha destacado es una tentativa por convertir a la ley de la tendencia decreciente en lo opuesto a lo que Marx planteaba. De tal modo que la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia sería una especie de desafío perenne, de barrera esencial, de obstáculo inmanente, que una y otra vez el capital se vio obligado a superar y doblegar para asegurarse su existencia ilimitada como una especia de ave fénix, que siempre resurge de sus cenizas. Un cúmulo de lecturas sobre un mismo tema, en consecuencia, puede intoxicar el entendimiento; quizás es necesario leer menos y mejor, si nos permite nuestro crítico -que se solaza con páginas recorridas sin rumbo para criticar los principios y lo mejor del marxismo-.

Sobre las herramientas

El razonamiento antidialéctico termina por nublarse cuando nuestro crítico afirma que, en definitiva, la tendencia al derrumbe carece de toda importancia porque en la polémica original sobre el tema quien la revisaba (Bernstein) llegaba a conclusiones no revolucionarias sino reformistas y quien la reivindicaba (Kautsky)... también.

Kautsky

El mismo argumento utilizaron en la década del 30 del siglo pasado los intelectuales norteamericanos cuando criticaron a Trotsky por su reivindicación de la dialéctica, en la medida en que uno y otro habían obtenido ciertos resultados políticos por caminos diversos: uno, reivindicando a la lógica hegeliana, el otro repudiándola. ¿Qué importancia tiene, entonces, -insistían los Katz del momento, en la línea del empirismo anglosajón más rudimentario- la teoría de la dialéctica que Trotsky planteaba como elemento indispensable de una concepción materialista de la historia del hombre y de la política revolucionaria? ¿Qué importancia -dice ahora nuestro crítico- tiene la teoría del derrumbe si, apoyando o rechazándola, se puede llegar a conclusiones igualmente equivocadas? La respuesta clásica a este problema la olvidó Katz a pesar de haberla repetido hasta el cansancio, cuando ejercía una sana práctica docente como militante del Partido Obrero. ¿Qué respondería a un alumno que le cuestionara el valor de las herramientas porque un artesano hábil puede lograr un excelente producto con la peor de ellas, mientras que con la mejor, otro colega menos dotado podría obtener un pésimo producto? ¿Que las herramientas carecen de toda importancia? La herramienta de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia es decisiva para comprender la dinámica histórica del capital... y su tendencia al colapso.

La ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia y la tendencia al derrumbe del capital como contribuciones definitivas a la comprensión de la dinámica del capitalismo están indisolublemente ligadas entre sí. En lo que propios y extraños consideran uno de los mejores tratados sobre "La génesis y estructura de "El Capital" de Marx", que es el título de un impresionante tratado del Roman Rosdolsky, se dedican numerosas páginas y un capítulo especial a este problema, bajo el título de "la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia y la tendencia al derrumbe del capital".


Allí leemos: "en agudas contradicciones, crisis convulsiones, se expresa la creciente inadecuación del desarrollo productivo de la sociedad a sus relaciones de producción hasta hoy vigentes. La violenta aniquilación del capital, no por circunstancias ajenas a sí mismo, sino como condición de su autoconservación, es la forma más contundente en que se le da el consejo de que se vaya y deje lugar a un estadio superior de producción social". La cita es de Marx y merece el siguiente comentario de Rosdolsky: "con este pronóstico de derrumbe concluye, en el fondo, la tercera sección de los Grundrisse; la afirmación de que Marx no habría instaurado una "teoría del derrumbe" debe remontarse ciertamente, ante todo, a la interpretación revisionista de su obra económica”. (7)

Dinámica histórica (y cíclica)

La negación de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia y de su vínculo con la tendencia al colapso impide a los revisionistas como nuestro crítico, comprender la adecuada periodización de las diversas etapas del modo de producción capitalista que emergen de su peculiar dinámica histórica. En oposición a este concepto, plantean una "dinámica cíclica" que, al modo de una calesita, renueva las fases de las crisis y ascenso que es propia de la economía del capital, girando siempre sobre la base de un mismo eje. Toda la ciencia "anticatastrofista" se limita a identificar al capitalismo con el movimiento de ese otro simpático juego de plaza condenado perpetuamente a subir y baja, en este caso en el pasaje sin fin de la economía capitalista de estabilidad a la crisis, de la crisis a la expansión...y vuelta a empezar. La caracterización de las etapas del capitalismo que tienen que ver con su dinámica histórica abarca al período constitutivo original, al de su desarrollo y madurez y, finalmente, al de su descomposición y agotamiento. El análisis de esta última etapa fue un tema dominante en los análisis clásicos del marxismo de las primeras décadas del siglo pasado, con los matices propios, en el caso de Rosa Luxemburgo, Nicolás Bujarin, Rudolf Hilferding, y del célebre trabajo de Lenin sobre el imperialismo. De un modo general el catastrofismo de Marx tomó una nueva connotación que el mismo Lenin identificó con la de un capitalismo senil. Un capitalismo "agónico" que, con el monopolio y la producción a gran escala, con su asociación directa con el aparato estatal de la burguesía y con su extensión planetaria, abría una "etapa de transición" hacia un orden social superior. Era la fase terminal ("superior" y "última") del modo de producción burgués. Lenin habla por eso del "lugar histórico" del imperialismo como el de la "reacción en toda la línea", de catástrofes económicas y cataclismos sociales sin precedentes, etc., etc. Nos vemos obligados a recordar algo que es bien conocido en términos de la tradición marxista porque Katz comete la torpeza de asignar a este planteamiento un valor meramente coyuntural que habría dejado de tener vigencia en los primeros años de la década del 20 del siglo pasado. La última etapa del capitalismo fue anticipada ya por Marx en el mencionado capítulo XXIV de "El Capital", cuando explicó las tres dimensiones que eran propias del ciclo histórico del capital: la de la acumulación primitiva, cuando al expropiar al productor precapitalista crea las premisas de su propia producción; la segunda fase, cuando procede con sus propios métodos a confiscar el valor producido por la clase obrera que ha creado; la tercera, cuando esta confiscación se extiende al propio capital, revela su límite histórico y plantea que el desarrollo de las fuerzas productivas se hace incompatible con las relaciones de producción capitalistas.

En su tarea de revisar el pasado, Katz estigmatiza la caracterización marxista del imperialismo como etapa última o superior del modo de producción capitalista. Lo hace a su manera: "el contraste simplificado entre una época floreciente y otra decadente del capitalismo - dice - , pierde de vista los rasgos del sistema que han sido comunes a todas sus etapas". No comprende de este modo, que los rasgos del sistema" inherentes al capitalismo" son los que conducen a su... decadencia, de la misma manera que los "rasgos comunes de la vida" (respirar, comer, defecar) conducen de la niñez a la senilidad... y siguen siendo "comunes" en ambos extremos. ¿Cómo va a ser imposible, entonces, distinguir la etapa floreciente o de decadencia de un ser vivo porque se perderían entonces los rasgos comunes de su vida? Katz supone que si el capitalismo tuvo crisis y recuperaciones ayer, hoy -como las podrá tener mañana- ¿de qué sirve detenerse en una precisión de las etapas históricas del capital? Siempre que llovió, paró y así sucederá en "épocas" que se sucederán las unas a las otras sin que podamos hablar de una etapa final o terminal. Katz es un milenarista del capitalismo.

Nuestro crítico, entonces nos brinda una visión alternativa: "el contraste entre una época de reformas sociales (1880-1914) y otra de atropellos capitalistas (1914-1940) fue establecida - dice - para distinguir la expansión de la socialdemocracia de la ascensión del fascismo". Katz no nos informa quien "estableció" el contraste que desplaza el eje del problema a un plano político igualmente interesante, al diferenciar entre un período "socialdemócrata" hasta el 14, y otro de ascenso del fascismo hasta 1940. En el medio desapareció octubre del 17, el punto de partida de la era de la revolución socialista. No hay imperialismo, no hay "última etapa", no hay etapa de transición, no hay revolución. Y no sólo eso, porque luego de la etapa del fascismo, nos indica que siguió "otra de avances sociales durante el estado de Bienestar" (1950-1970). Socialdemocracia, fascismo, democracia, esta sería la periodización del siglo XX en términos que reproducen las banalidades de un manual de las agencias educativas de cualquier gobierno capitalista. ¡Estado de Bienestar! Nada de catástrofe, nada de revolución, nada de decadencia.

Repasemos con un mínimo de realismo la época del "bienestar", las famosos "años gloriosos" del capitalismo de posguerra del siglo XX: la revolución china, la guerra de Corea, la revolución cubana, los levantamientos del 60 en el mundo entero. El eufemismo "avances sociales en el capitalismo" es absolutamente engañoso: en la posguerra, con la revolución china, la mitad de territorio del planeta quedó bajo el dominio de los regímenes que expropiaron al capital; a partir de 1959, con Fidel y el Che, la ola revolucionaria debutó en América Latina. En 1962 con la crisis de los misiles asistimos a la posibilidad cierta de una hecatombe nuclear. En el 68, los levantamientos obreros, estudiantiles y populares recorrieron el globo, de París a Praga, de las luchas en el corazón del imperialismo yanqui al continente latinoamericano. La ofensiva del Vietcong iniciaba la cuenta regresiva para los invasores en el sudeste asiático. En las metrópolis la clase obrera merced a la colaboración contrarrevolucionaria de la burocracia moscovita era integrada al régimen burgués a costa de importantes conquistas, luego de la carnicería espantosa de la Segunda Guerra en el medio del siglo. ¿Catástrofes y revoluciones? No, responde Katz, "avances sociales" que superaron el período de la descomposición capitalista y nos condujeron al Estado (burgués) del bienestar. Es la repetición de dogma y del discurso oficial urbi et orbi sobre nuestra época. Katz puede postularse también al Ministerio de Educación.

Kondratieff y el perpetuo renacer

En honor a la polémica digamos que el esquema -dogma de Katz reitera un antiguo planteamiento del economista ruso Kondratieff, que hace muchos años retomaran algunos "economistas de izquierda", anteriores a Katz. En el debate original Kondratieff cuestionaba el punto de vista de los bolcheviques sobre la crisis planteada en el final de la Primera Guerra y en el debut de la Revolución Rusa. Kondratieff sostuvo entonces, que no se trataba de una crisis única ni excepcional y que su función histórica no era la de anunciar el colapso del capitalismo sino facilitar el reestablecimiento del equilibrio de su metabolismo productivo.

Según Kondratieff, las oscilaciones de largo plazo del capitalismo eran semejantes a las planteadas por Marx para períodos del orden de los siete a diez años en que la curva de la actividad capitalista desembocaba sistemáticamente en interrupciones violentas de todo el proceso económico. Estas crisis eran un resultado de las contradicciones del mecanismo propio de la economía capitalista y de la competencia entre los diversos capitales y, en ese contexto, también un mecanismo de salida para la continuidad de la acumulación capitalista. Esto último en la medida en que la quiebra y desvalorización de capitales, el desempleo y la baja de salarios creaban las condiciones para recuperar la tasa de ganancia, cuya tendencia a la caída se encuentra detrás de toda crisis. En consecuencia, estos ciclos obedecían a una regularidad impuesta por el propio movimiento del capital, cuyo motor es siempre la producción para obtener ganancias.

Nicolai Kondratieff

La misma regularidad, sin embargo, no puede extrapolarse para explicar los movimientos más amplios, en períodos más extensos, del propio desarrollo capitalista. Esto fue precisamente lo que Trotsky criticó de Kondratieff y de manera muy explícita: "por lo que se refiere a las fases largas (de cincuenta años) en la tendencia de la evolución capitalista, para las cuales el profesor Kondratieff sugiere, infundadamente, el uso del término "ciclos", debemos destacar que su carácter y duración está determinada, no por la dinámica interna de la economía capitalista, sino por las condiciones externas que constituyen la estructura de la evolución capitalista" (entre los cuales Trotsky cita textualmente el caso de las "guerras y revoluciones"). Por lo tanto, al indagar sobre el proceso de acumulación de capital en un sentido histórico general no se puede proceder con el enfoque propio de la regularidad de los ciclos determinados por factores recurrentes sino, de un modo más decisivo, por los elementos no periódicos que, como se señala en la crítica de Trotsky, no pertenecen a su "dinámica interna", sino que la condicionan en última instancia.

El énfasis polémico de Trotsky, en cambio, se vinculaba a la incapacidad del "modelo de Kondratieff" para dar cuenta del cambio operado en las condiciones generales de la evolución del capitalismo, es decir, no del ciclo del capital sino del momento histórico en que ese ciclo se desenvuelve. Los bolcheviques y Trotsky tenían precisamente en cuenta que el capitalismo había encontrado un límite histórico con la emergencia del imperialismo, una época de "guerras y revoluciones", de catástrofes económicas y sociales y de reacción en toda la línea. Esta era la cuestión decisiva y la que Kondratieff cuestionaba.

Al desarrollar su punto de vista Trotsky recurrió en forma reiterada a la analogía de la vitalidad del capitalismo con la del propio corazón humano. Este último siempre late, como los latidos en el metabolismo de la economía capitalista que son los ciclos. Pero en la juventud y en la madurez el corazón late con vigor y regularidad mientas que con la senilidad, el latido pierde fuerza, se hace irregular y está sometido a arritmias y accidentes diversos. Es lo que corresponde a la "última etapa" o a su "fase superior" de un metabolismo viviente. Y es lo que es el imperialismo respecto a las etapas de ascenso y plenitud del modo de producción capitalista. "En estos términos, la senilidad del capitalismo de posguerra -según el propio Trotsky- podría detectarse por la transformación de los ciclos regulares en "espasmos" convulsivos del tipo de los experimentados en 1920-21".

León Trotsky

La preocupación de Trotsky en la época consistía precisamente en indagar cómo se correlacionaban en los "espasmos" de aquel momento dos fenómenos de naturaleza diferente: una eventual recuperación coyuntural del ciclo económico (la revolución no se había extendido victoriosamente, había fracasado en Alemania) con la curva básica del capitalismo, que mostraba las evidencias de una decrepitud histórica. Trotsky se delimitaba entonces de las tendencias ultraizquierdistas de la III Internacional y del partido bolchevique, que se negaban a considerar los ritmos cambiantes de la agonía capitalista. Como ahora, no había que confundir una cosa con la otra. Por eso mismo, reaccionó vigorosamente cuando Kondratieff pasó de hecho a cuestionar la teoría del derrumbe y del agotamiento histórico del capital para postular la reconstitución inevitable del "equilibrio" capitalista a partir de su "descubrimiento" de lo ciclos largos.

Original y copia

"Trotsky -dice Richard Day en un extenso trabajo sobre este punto- rechazaba la idea de grandes ciclos porque Kondratieff había oscurecido la diferencia entre ciclos periódicos y períodos históricos independientes". Eso es. Por eso mismo, cuando Kondratieff insistió con sus puntos de vista en el año 1926, "Sujanov intervino en el debate con los argumentos de Trotsky mostrando que Kondratieff había ignorado las diferentes etapas del capitalismo. De acuerdo con Sujanov, Kondratieff estudiaba la economía de la misma forma en que un astrónomo podía investigar las órbitas inmutables de los cuerpos celestes. Sería precisa una aproximación más racional para considerar la juventud, madurez y decrepitud del capitalismo, e incluso la proximidad de su muerte. Tomando prestada la analogía de Trotsky de los latidos del corazón, Sujanov clamaba que el capitalismo había perdido su fuerza creativa y se volvía senil" (8).

En realidad, el asunto es tan sencillo que las tesis de Kondratieff no hubieran trascendido luego del debate de la década del 20 sino por dos acontecimientos que tienen alcance y perspectiva distinta. Primero: quien rescató a Kondratieff del olvido fue el austriaco Joseph Schumpeter, un economista burgués relativamente heterodoxo, que se declaraba admirador de Marx y de los economistas "neoliberales" y enemigo declarado del socialismo. Schumpeter, como muchos otro economistas burgueses, vio en Kondratieff la posibilidad de una teoría de los ciclos compatible con una visión del capitalismo como mecanismo inevitable de ascensos y caídas que constituían la forma natural e ilimitada de su reproducción económica, "a lo Katz". Como extravagancia digamos que, ahora, el ideólogo del menemismo en Argentina -Jorge Castro- pronostica, a partir de esta misma apreciación, que ya se ha iniciado un ciclo largo de ascenso capitalista que durará décadas, impulsado por la restauración capitalista en China y el imperialismo norteamericano.

El segundo acontecimiento que tiene que ver con el reflotamiento contemporáneo de Kondratieff fue la tentativa del citado Ernst Mandel, quien trató de conciliarlo con el marxismo. Una misión imposible porque como dice el citado Richard Clay "o el capitalismo se desarrolla según una pauta evolutiva continua, en cuyo caso puede hablarse de ciclos, o esa teoría oculta el desarrollo irregular del capitalismo, tal como Trotsky sostenía. Toda la sutileza del mundo será incapaz de superar el hecho básico de que, en la opinión de Trotsky, las ondas largas -o de los grandes ciclos- son incompatibles con una periodización marxista de la historia del capitalismo. Mandel, en cambio, está de acuerdo con Trotsky y con Mandel, algo que es lógicamente imposible" (9).

Claro que el problema de Mandel no era "lógico" sino político porque expresaba la adaptación a las presiones derivadas del imperialismo y el stalinismo luego de que contuvieran la revolución en el final de la segunda guerra mundial. Sobre la misma base y confusión de Kondratieff, Mandel caracterizó que con la posguerra se iniciaba una "onda larga" de crecimiento capitalista o "neocapitalista"; así como identificó al stalinismo, en el nuevo contexto, como un factor objetivo de impulso a la revolución, primero, y a la renovación democrática más tarde (con Gorbachov y la denominada perestroika).

Fuerzas productivas

Es también de Mandel que Katz copia la crítica a la afirmación muy conocida de Trotsky en "El Programa de Transición" de 1938 cuando dice que las "fuerzas productivas han cesado de crecer".Una caracterización, por otra parte, inseparable del análisis sobre el carácter de la etapa superior y última de la sociedad capitalista y la realidad catastrófica de su tiempo que es el tiempo, claro, que nos toca vivir. ¿Cómo va a frenarse el desarrollo de las fuerzas productivas, se interroga Katz, si las técnicas de producción siguen mejorando, aparecen nuevos inventos, progresa la ciencia aplicada en el mundo de los negocios, etc.? Pero Trotsky no negaba esto sino que lo incluía en su propia caracterización: "la premisa económica de la revolución proletaria ha llegado hace mucho tiempo al punto más alto que le sea dado alcanzar bajo el capitalismo. Las fuerzas productivas de la humanidad han cesado de crecer. Las nuevas invenciones y los nuevos progresos técnicos no conducen a un acrecentamiento de la riqueza material. Las crisis de coyuntura, en las condiciones de la crisis social de todo el sistema capitalista, aportan a las masas privaciones y sufrimientos siempre mayores". Y agregaba, pensando en los Katz de la época, encandilados con la recuperación de las fuerzas productivas del capital, luego de la catástrofe de 1929: "Las charlatanerías de toda especie según las cuales las condiciones históricas no estarían todavía "maduras" para el socialismo no son sino el producto de la ignorancia o de un engaño consciente". No necesitamos señalar que Trotsky hablaba del socialismo revolucionario y no de la democracia "socializante" que pregona nuestro crítico.

No hay que ser Trotsky de todos modos, para comprender que si, por ejemplo, los descubrimientos de la ciencia atómica se aplican a la elaboración limpia, conciente y adecuada de alternativas energéticas, no es lo mismo que si se utilizan para liquidar miles o millones de seres humanos en una guerra nuclear. La creación de una usina eléctrica, abastecida por uranio, puede hacer crecer el PBI como una fábrica de bombas de hidrógeno. Pero la "medida" de la actividad económica del capital no permite deducir el significado cualitativo, el lugar que ocupa en la evolución del capital el predominio de una u otra cosa. Es la apología del capital y no su tendencia a revolucionar las técnicas de producción lo que enceguece a Katz, incapaz de comprender que es esa misma revolución la que lo condena a llevarnos a un retroceso civilizatorio o a dar paso a un orden social superior.

Marx afirmó que una "era de revolución social" queda abierta cuando las relaciones de producción se convierten en una traba al desarrollo de las fuerzas productivas. Una "era del socialismo", entonces, era la que los revolucionarios de octubre consideraron abierta con el imperialismo como manifestación de la época signada por el agotamiento histórico de la civilización capitalista. El planteo de que las fuerzas productivas han cesado de crecer es muy concreto: son las relaciones de producción las que deben ser revolucionadas para abrir una nueva época del progreso humano. El clásico señalamiento de Marx tiene un sentido muy preciso con respecto a la etapa en la cual esas mismas relaciones de producción eran, al revés, un estímulo a la capacidad del hombre de transformar la naturaleza (fuerzas productivas) y planteaban un desarrollo histórico progresivo del capitalismo respecto a los modos de producción precapitalistas. La referencia al cese del crecimiento de las fuerzas productivas es muy específica e inequívoca para designar la época histórica cuyo debut está marcado por la guerra imperialista de la segunda década de siglo XX y la revolución rusa del 17.

El "cese" del desarrollo de las fuerzas productivas toma una forma absoluta, por otra parte, cuando su carácter crecientemente destructivo (la expresión es de Marx) se manifiesta en una depredación humana y ambiental sin precedentes, con crisis cada vez más profundas, más extendidas y más duraderas, con el predominio de las formas más parasitarias del capital (mercados monopólicos y capital financiero) y una pauperización creciente de las masas de alcance planetario. Cuando la pauperización relativa y absoluta de las masas alcanza las dimensiones gigantescas que hoy conocemos, ¿cómo es posible insistir tozudamente con el cuento de que "las fuerzas productivas no cesan de crecer porque la tendencia a la "auto expansión" es la característica distintiva de su modo de producción? Se olvidó Katz "que el desenvolvimiento de las fuerzas productivas motivado por el capital mismo en su desarrollo histórico, una vez llegado a cierto punto, anula la autovaloración del capital y que a partir de cierto momento el desenvolvimiento de las fuerzas productivas se vuelve un obstáculo para el capital; por tanto la relación del capital se torna en una barrera para el desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo", que es lo que dice Marx en los Grundrisse, según reza el epígrafe de esta misma nota.

Katz ha hecho del crecimiento del PBI un fetiche y no importa si mide la expansión de la civilización mercantil y capitalista o el contrabando de armas, drogas y personas convertido en pilar del negocio capitalista en su etapa de descomposición más acentuada; si mide la expansión del capital industrial (históricamente progresivo) o la de las formas parasitarias del capital monopólico y financiero, sin cuya distinción es imposible dar cuenta del período de descomposición capitalista. Como para Katz todos los gatos son pardos no puede considerar la cuestión decisiva, que "ningún índice de producción industrial puede suplantar a las condiciones históricas en que se desenvuelve la acumulación del capital. La producción debe ser analizada a la luz del proceso de la acumulación capitalista, de ningún modo al revés; los ‘datos' no pueden suplantar al análisis, tienen que ser explicados a la luz de éste. En realidad, la economía de los países desarrollados crece en el último cuarto de siglo, medida tanto en valores reales como ficticios (las armas que se destruyen en una guerra; las operaciones de limpieza de un derrame de petróleo, incluido el petróleo derramado; los gastos que corresponden a un déficit fiscal, etc., se computan como valor agregado en el sistema de contabilidad nacional) a una tasa del 2% anual, no solamente bien por debajo de la mitad de los 20 primeros años de la última posguerra sino fundamentalmente bien por debajo del potencial productivo existente" (10).

Los dogmáticos, dice nuestro crítico, hemos modificado el concepto de fuerzas productivas desplazándolo al campo de la ciencia económica al de la filosofía. Esto porque habríamos inventado la especie de que el "hombre es la principal fuerza productiva", algo que sería ajeno a la economía y al marxismo ya que no puede "medirse" como la producción, el consumo, o el ahorro. Algunos años atrás Katz celebraba un artículo de un colega del EDI que en largas páginas había probado que nunca Marx había usado semejante concepto. Leyó mal: porque "de todos los instrumentos productivos el mayor poder productivo es la clase revolucionaria misma", creyó conveniente aclarar el mismo Marx al concluir la que se considera su primera obra integral de crítica a la economía política (11). En lenguaje "katziano" se podía decir que Marx era sin duda un pésimo economista y un gran filósofo.

Dogmatismo, ciencia, axiomas

La crítica al "dogmatismo", título del largo texto de Katz que aquí consideramos, es, por lo tanto, engañosa. Su función es presentar como un supuesto "marxismo abierto" lo que no es otra cosa que el cuestionamiento de los fundamentos del socialismo revolucionario y las lecciones de un siglo y medio de desarrollo político del movimiento obrero y su vanguardia. En este terreno la crítica al dogmatismo es completamente improcedente. Porque no se trata de cuestionar el desarrollo eventualmente unilateral y cristalizado de una herencia y un patrimonio común, sino de revisarlo por completo. No por casualidad el artículo de nuestra autoría que Katz critica, comenzaba señalando que copiaba de manera literal el planteo de Bernstein muy tardíamente, sin la altura del original y en un período histórico distinto. La crítica de Katz, entonces, no es una crítica al "dogmatismo marxista" sino al marxismo. "La dialéctica de la historia es tal -señaló Lenin en su oportunidad - que el triunfo teórico del marxismo obliga a sus enemigos a disfrazarse de marxistas". Como sabemos, la historia, cuando se repite, se presenta como farsa.

El marxismo como toda ciencia nació y se desarrolló en oposición a las verdades absolutas y eternas que son propias de todo dogma. Pero, como en toda ciencia, el marxismo encuentra en ciertos principios y axiomas su fundamento distintivo que es exactamente lo que Katz tira por la borda. El carácter histórico (y por eso relativo) del hombre y del mundo no autoriza a un "relativismo" gnoseológico, según lo cual "todo vale" y la provisoriedad o la incertidumbre pueden ser generalizadas sin ton ni son. Katz llega a afirmar que es inútil hacer "pronósticos" porque el futuro es "impredecible" con lo cual liquida de un plumazo un atributo clave de todo conocimiento científico, que consiste en demostrar su terrenalidad práctica en la capacidad predictiva que surge de la "ley del movimiento" del fenómeno que busca indagar. Nuestro crítico pasa así del embellecimiento del capitalismo que nunca se derrumba al oscurantismo anticientífico, lo cual no deja de tener su propia lógica.

Es posible que la palabra axioma suene fuerte al intelectual sensible; porque axioma equivale al planteo de algunas formulaciones que se toman como pilares incuestionables de un edificio teórico más elevado sin que tales puntos de partida necesiten demostración. Esto no significa que no sean verdaderos y/o que no puedan ser cuestionados porque en definitiva, todo axioma o principio es siempre el resultado de una experiencia humana en el desarrollo de la especie. Pero los principios y axiomas no pueden ser "demostrados" porque ellos mismos constituyen el punto de partida, la base, el inicio de toda disciplina. El caso más conocido y paradigmático es el de la geometría, cuyos axiomas sobre el punto la recta y el plano constituyen la base de un perdurable edificio milenario.

¿Es posible trazar una analogía entre este concepto de principio o axioma en la ciencia matemática y el marxismo considerado como ciencia? Absolutamente. Es Marx mismo quien en "La Ideología Alemana" afirma textualmente que en su análisis "la premisa no precisa ser demostrada", porque su concepción de la historia no parte del ser humano "pensado, predicado o representado" sino del hombre de carne y hueso, viviente y real. Ya la realidad es un axioma, "no puede ser demostrada", existe como tal. Marx recurre a un axioma también cuando indica que su materialismo reposa en la "prioridad de la naturaleza" o en el momento en que cita los descubrimientos de Darwin como "fundamento histórico natural" de su propia concepción. Los axiomas pueden ser muy sencillos y muy simples aunque no por eso el recurso a ellos deja de ser revolucionario. Es lo que señaló Engels ni más ni menos que en la oración fúnebre en ocasión de la muerte de Marx cuando indicó que el abordaje científico de la historia de la sociedad humana a partir de indagar las condiciones de producción de la vida del propio hombre es un principio extremadamente sencillo; en definitiva, entender al hombre no por lo que dice sino por lo que hace. Un planteamiento -agregó el compañero de Marx - que, oculto por siglos de prejuicios y mistificaciones, permitió fundar un pensamiento riguroso, teórico y práctico, para la transformación del mundo en que vivimos. No pretendemos el rigor metodológico en este breve comentario para distinguir entre los axiomas y los postulados básicos o reglas que siguen aquellos en orden a formular enunciados o teorías científicas. Pero todo estudiante sabe que entre los planteos fundantes del marxismo se encuentran precisamente los que Claudio Katz impugna, como veremos enseguida.

Juicios de valor

En la primera línea de su crítica a los "dogmáticos" Katz afirma que "defendemos el catastrofismo sin registrar el carácter valorativo que hacen de esa noción". Se equivoca desde un principio: los registramos absolutamente Katz excluye los "valores" del tratamiento riguroso o científico de la realidad porque retoma una vieja concepción del pensamiento positivista, en su versión más primitiva y grotesca. Nuestro "economista" repite así a los manuales de su materia más vulgares, que distinguen entre, primero, una economía de "valores" (normativa) y luego, otra positiva (reglas, técnica, cálculo, etc.) y que excluyen a la primera del terreno de ciencia para relegarla al terreno supuesto de la metafísica o del pensamiento especulativo. Según este criterio, un científico de la economía no podría establecer con criterio propio si corresponde producir, por ejemplo, cañones o caramelos (es una controversia de "valores"), lo único que puede hacer es explicar mediante que procedimientos es más eficiente su producción. Claro que esta división arbitraria entre "valores" y ciencia tenía y tiene como función santificar el orden existente... o la producción de cañones, para decirlo metafóricamente. El economista Katz se cocina en su propia salsa.

Toda la obra de Marx comienza con una enorme cantidad de planteamientos de "carácter valorativo" y es difícil encontrar otro punto de arranque para cualquier ciencia, a condición claro está que, "los valores" hundan sus raíces en la realidad y en una intuición profunda sobre la estructura del universo que aborda. Los positivistas más sofisticados, que no es el caso de nuestro crítico, no desconocen el status difícil de precisar de lo intuitivo y de la inducción, pero buscan integrarlo y no apartarlo del campo de la ciencia. La intuición del joven Marx sobre el carácter "catastrófico" del capitalismo como fuente de enajenación y explotación humana no queda en absoluto disminuida por su posterior y metódica investigación sobre las leyes del capital, en la cual abundan asimismo las consideraciones "valorativas" que Katz excluye del campo del conocimiento más elevado pero a las cuales apela sistemáticamente para polemizar con los "dogmáticos". Katz no respeta el "valor" de la coherencia que es un principio insoslayable de toda ciencia.

El punto de partida de Marx fue la consideración "valorativa" sobre la alienación y la miseria existencial que dominaba al trabajador o productor asalariado en la sociedad capitalista en la cual, contradictoriamente, la potencia del trabajo del hombre se revelaba como nunca en la historia en la creación de un mundo de riquezas y desarrollo de fuerzas productivas sin precedentes. Mucho antes de descubrir la plusvalía y las leyes específicas de la explotación capitalista en una investigación rigurosa sobre el surgimiento, funcionamiento y posibilidades del modo de producción correspondiente a la sociedad burguesa; antes, entonces, de proceder a su trabajo científico más conocido, Marx intuyó la contradicción básica que marca la historia contemporánea. Fue cuando escribió sus "Manuscritos" cuando tenía algo más de veinte años y donde su visión sobre el "trabajo alienado" moderno brilla todavía con alcance profético. Un trabajo preñado de contenidos "valorativos" en donde late, sin embargo, la génesis de toda su labor posterior, que ganó en profundidad, método y sistematicidad. ¿Cómo se "miden", en la ciencia "positiva" de Katz, las caracterizaciones de aquellos "Manuscritos" sobre la negación del hombre en el trabajo, sobre la devaluación del mundo humano mientras más se valoriza el mundo de las cosas, los aforismos de estilo hegeliano sobre el hombre convertido en animal por la explotación capitalista y la mutilación del alcance universal de su trabajo como especie conciente? Pero inclusive el elemento "valorativo" que Katz desprecia, es una constante en toda obra de Marx y, por supuesto, en su texto científico más elevado. Al concluir "El Capital" Marx dirá que el capitalismo ha venido al mundo chorreando lodo y sangre por todos sus poros.


Los "valores" que Katz desprecia no son de modo alguno ajenos al escrutinio científico. La propia ciencia y aún los metodólogos más creativos han eliminado la barrera absoluta que distinguía los "juicios de valor" de los "juicios de hecho". Un interesante trabajo reciente de Hillary Putnam retoma esta controversia para señalar que la verdad o la falsedad de los juicios es un campo que remite tanto a los juicios de "hechos" como de "valor". Y agrega que, por eso mismo, valores como simplicidad y coherencia son presupuestos del conocimiento científico. Putnam impugna que se pueda hablar de "objetividad" en los términos de lo que sería una mera descripción de objetos Y afirma que así como es una dura tarea establecer la verdad o falsedad de juicios de hecho, no puede dejar de serlo respecto de los juicios de valor. Los propios juicios de valor, que ciertos "objetivistas" dejan al margen de la ciencia, pueden, entonces, también ser objetivos. Precisamente porque existen diversos tipos de afirmaciones que, aunque no sean descripciones de objetos, están bajo el control de la racionalidad. Por ejemplo, "cruel", "elegante", "vulgar", etc. no son conceptos susceptibles de encasillarse con la etiqueta de lo descriptivo o de lo valorativo de un modo excluyente, del modo que pretenden ciertos epistemólogos positivistas. El título del trabajo que citamos es de por sí una definición: "El colapso de la distinción entre hechos y valores" y fue publicado por Oxford University Press (12).

Principios y valores en Marx

En los estudios básicos con respecto a la estructura del pensamiento científico los mentados valores y/o axiomas se plantean una y otra vez como principios fundantes de toda arquitectura teórica posterior. Valores o axiomas son normalmente entendidos en la teoría del conocimiento como sinónimos. Inclusive en las variantes más especulativas y no científicas (en este sentido, filosóficas) la cuestión ha dado lugar a una disciplina particular -la "axiología". Los ya citados axiomas o "valores" de Euclides han dado lugar a uno de los planteamientos más perdurables de la aventura humana del pensamiento racional. Tuvieron que pasar prácticamente dos milenios para que uno de esos axiomas fuera cuestionado (el propio Euclides dudaba de su eficacia como tal) y esto dio lugar a las geometrías no euclidianas, tan fértiles en la exploración científica del siglo XX, si se tiene en cuenta que la célebre teoría de la relatividad de Einstein se funda en esta suerte de redespliegue de la matemática moderna. Ni siquiera los axiomas son verdades eternas. Tampoco los de Marx porque son atinentes a la historia humana que siempre -no sólo la del hombre sino también la de la naturaleza- es una historia creadora y cambiante, de continuidad y ruptura. Marx tomó en este sentido el planteo hegeliano. El filósofo alemán consideró a la "razón" que desde Descartes se había convertido en un axioma o valor atemporal y demiurgo del pensamiento científico en un hecho precisamente histórico. No hay una y sola "razón" sino un desenvolvimiento de lo "racional" histórico y contradictorio. Por eso, según la célebre afirmación de Hegel: todo lo real es racional y todo lo racional es real. Pero es claro que cualquiera sean los límites de los axiomas y valores, estos se "validan" en contextos determinados y sobre esta base son absolutos, hasta que se demuestre lo contrario. Como puede ver nuestro crítico, y contra lo que supone, somos plenamente concientes del carácter "valorativo" de nuestros juicios.

Como valores y axiomas, los principios de la investigación marxiana están presentes en primer lugar, en el Prefacio de la Contribución a la Crítica de la Economía Política. Allí Marx establece de qué se trata del "hilo conductor" de toda su obra ulterior; que para estudiar al hombre importa estudiar las condiciones en que se produce y produce su vida, que la existencia determina la conciencia, que las relaciones de producción condicionan las fuerzas productivas de modo tal que siendo originalmente un impulso a su desarrollo se transforman con el tiempo en un obstáculo insalvable para su ulterior evolución. Que cuando esto último sucede se abre un período de revolución social, etc. La relatividad de los axiomas en el marxismo y en toda ciencia (ya vimos el caso de la más abstracta y "perfecta", la matemática) no consiste en postularla de un modo genérico en nombre de que los valores o principios fundantes del conocimiento son siempre transitorios. Es preciso demostrar la inviabilidad de uno de los fundamentos de cualquier teoría de un modo concreto. Katz puede cuestionar y cuestiona a Marx. Lo que no corresponde es que lo haga en nombre de Marx y de su oposición a los "dogmas". El marxismo no es un dogma pero sí una doctrina en los términos en que puede ser concebida cualquier teoría científica: su capacidad de develar la estructura contradictoria y autodestructiva del capital, con relación a los mecanismos de su propio desarrollo ha soportado la prueba de la práctica y de su fecundidad en el pensamiento y en la acción, a condición, claro está, de entenderla correctamente y de respetar los procedimientos correspondientes a la crítica ¿O pretende Katz, como algunos críticos que retoman su método, que discutamos si "colapso" implica una suerte de "fecha de vencimiento" como la de un cartón de leche en el supermercado, como día hipotético de un "estallido final" o acaso la especie de que el mismo "colapso" implica automáticamente la inminencia de un revolución " a la vuelta de la esquina"?

Valor en la economía

Tanto desprecio por el "contenido valorativo", es decir, cualitativo y no cuantitativo de los conceptos y categorías del análisis revela, además, la "miseria del economista", es decir, la ausencia de todo abordaje crítico de la economía política burguesa. Fue Hegel antes de Marx quien percibió el aspecto "cualitativo" del valor en la economía clásica. Designaba así la "cualidad" de los productos del trabajo de mediar la satisfacción de una necesidad del hombre como especie por la vía de su vínculo con la naturaleza. La dimensión cualitativa era para el gran filósofo alemán indisociable de la cuantitativa, que permitía intercambiar esos mismos productos del trabajo como valores para dar a esa capacidad de satisfacer necesidades humanas un alcance universal. Para Hegel, dice el muy interesante trabajo de un joven economista soviético de la década del 20, rescatado recientemente del olvido, el valor era la "unidad dialéctica" de sus dimensiones cualitativas y cuantitativas (13).

Marx fue aún más allá porque vio en el "aspecto cualitativo" del valor -en lo que llamó la forma valor- la alienación del carácter social del trabajo, que los propietarios privados independientes negaban al momento de producir y que sólo se expresaba de un modo indirecto a posteriori, mediante el intercambio "cuantitativo" de los resultados de su trabajo. Los productos del trabajo humano se transforman en mercancías, en valores, como resultado de la ausencia de toda regulación social de la división del trabajo. Si esta última existiera, si la producción fuera inmediatamente social, no habría necesidad de mercancías, valores y precios para asignar el trabajo a las distintas ramas de la producción (14). Donde la economía clásica veía en el valor apenas una "medición" -diría Katz- de la riqueza, Marx puso de relieve el carácter contradictorio de la sociedad capitalista que universaliza la circulación de valores, es decir, mercancías. A punto tal que la crisis y el derrumbe del capital se expresa en un conflicto que se torna recurrente y crecientemente insoluble porque chocan, se enfrentan y oponen de un modo irreconciliable, la capacidad de los productos de satisfacer necesidades y la definitiva incapacidad de los consumidores humanos por realizar su dimensión cuantitativa, es decir, comprarlos. ¿No dijo Marx, en definitiva, que "la razón última" de todas las crisis es la pobreza provocada por el mismo capital?

La cuestión decisiva del valor, la forma social específica del producto del trabajo en una sociedad mercantil, es la que Marx tuvo en cuenta cuando tuvo que responder a la crítica sobre la dificultad que presentaba la lectura de "El Capital". En particular en su inicio, cuando se tratan los "enigmas" del valor y las apariencias nebulosas y hasta místicas de la mercancía. Marx mismo respondió entonces que era imposible abordar científicamente el movimiento del capital sin comprender los problemas claves del valor. Y nuestro crítico supone, sin embargo, que la evaluación del destino histórico del capital, la producción del valor, y los límites de la universalización de la circulación mercantil se resumen en medir el PBI, el consumo, el ahorro, con los métodos, además, de la contabilidad mistificada de la economía burguesa que suma como si fuera la misma cosa, la producción de valor y aquella que no lo es. En el citado texto del economista soviético se revela al menos que casi cien años atrás este problema ya había sido destacado frente a los Katz del momento:

"La economía burguesa se caracteriza por un empirismo superficial que intenta formular leyes económicas abstractas con relación a lo que aparecen como datos concretos, tales como el volumen de producción, el nivel del empleo, las tasas de interés, los precios de las acciones, etc. Para Maksakovsky, sin embargo, tales indicadores superficiales no son sino la manifestación fenoménica de un movimiento dialéctico esencial que no puede ser captado por la simple observación y medición...Las leyes que gobiernan el capitalismo como un todo no pueden ser encontradas simplemente por la abstracción de lo empírico; al revés, lo empírico tiene que ser primero conceptualmente aprehendido, comenzando por la lógica interna que determina y forma la superficie del fenómeno económico" (15)

Final provisorio

Katz ha abandonado la teoría y la práctica revolucionaria para seguir empíricamente las vicisitudes del "capitalismo que se mantiene en pie a pesar de los pronósticos de los catastrofistas dogmáticos". Confirma aquello de que sin teoría revolucionaria no hay política revolucionaria y el teorema recíproco: una teoría anticatastrofista del capitalismo culmina en una apología del capital: "ni las guerras, ni los genocidios, la explotación y la destrucción del medio ambiente, que se han multiplicado, ni el creciente auxilio estatal para asegurar la continuidad de su reproducción..., ninguna de estas modificaciones (sic) eliminan el sustento objetivo del capital en la competencia por la ganancia, que se dirime en crecimiento, innovación y ampliación de los mercados". Este es el capitalismo para Katz, la sociedad que no se derrumba, "crecimiento, innovación y ampliación de los mercados", antes, ahora y siempre. ¿Qué catástrofe?: "la crisis nunca es una fase perdurable, porque sólo existe en función de su par simétrico que es la estabilidad".... la propia reproducción del capital requiere una expansión significativa del consumo", etc.

En resumen Katz y la "nueva izquierda" que representa, se caracterizan, en primer lugar, por entregar las posiciones conquistadas en un siglo y medio de experiencia socialista conciente y revolucionaria. Llegado este punto correspondería abordar los planteamientos políticos de nuestro crítico. Se diría inclusive que para Katz el socialismo ha sido realizado en Venezuela o al menos que esta "a la vuelta de la esquina" si mejora la distribución de la renta petrolera, como afirma, palabras más, palabras menos en la segunda parte de su texto de respuesta "al dogmatismo". Un cuasi-socialismo que además se completaría, como lo señaláramos al principio de este mismo artículo, con un acuerdo de "integración" con los gobiernos y las economías capitalistas y fondomonetaristas del Cono Sur. Queda pendiente, entonces, analizar los meandros que conducen a nuestro crítico de la catástrofe teórica al derrumbe político de quien supo ser un militante socialista. Las cosas, finalmente, tienen su propia lógica. A modo de cierre cabe ahora, un pequeño apéndice referido a unos insospechados seguidores de Katz.


Apéndice sobre la catástrofe teórica (o el PTS)

"El capitalismo no se caracteriza por una decadencia crónica e irresoluble" dice una nota reciente dedicada a criticar el "catastrofismo" del PO, en la línea de Katz. Pero lo notable, en este caso, es que la afirmación pertenece a dos jóvenes que se jactan de dominar la "teoría marxista" desde una revista que publica el Partido Socialista de los Trabajadores (16). La nota respectiva está concebida con una evidente mala fe. Desde el propio título cuando señala que su objeto es la crítica del catastrofismo..."inminente". Algo que no se plantea en ningún lugar del artículo que pretenden criticar - el citado "Defensa del catastrofismo"-. Hubieran acertado los noveles petesistas si hablaran del catastrofismo "inmanente" (no sólo hay que saber algo de marxismo sino conocer también la lengua española), algo que es propio del capitalismo. Inclusive podrían haber hecho un aporte al artículo original. Porque el signo catastrófico del capitalismo no es apenas un atributo de su época de decadencia sino inclusive una propiedad genética de todo su desarrollo.

Los teóricos nos adjudican de manera fraudulenta el concepto de "catastrofismo inminente" y lo convierten, además, en sinónimo de "revolución a la vuelta de la esquina"; algo explícitamente negado en el texto que impugnan cuando dice textualmente: "No existe automatismo entre la descomposición capitalista y la revolución llamada a superarla ... se trata de la caracterización de una época y negar la primera significa formalmente tornar innecesaria la segunda, en términos del proceso histórico contemporáneo" (17). La cita vale para nuestros críticos del PTS precisamente porque su negación de la época capitalista como catastrófica revela que detrás de su fraseología revolucionaria campea la misma versión del momento histórico de Katz. El capitalismo, según el PTS, sería un fenómeno "complejo" y "contradictorio" en la medida en que "la mecánica interna del desarrollo capitalista (se da) a través de la incesante alternancia de crisis y boom". Por lo tanto, se preguntan, ¿como hablar de "catástrofe"?, si luego de la depresión económica sigue la recuperación "porque ninguna crisis se extiende de forma indefinida".

Ni inminente ni inmanente -dice el PTS-, el catastrofismo es extraño a toda caracterización del capital, simplemente porque su ciclo económico se caracterizaría por altas y bajas de la actividad económica. En una alarde de aparente sutileza nos imputan desconocer "las crisis parciales que acompañan permanentemente el devenir del capital", de "las crisis generalizadas que desnudan todas las miserias del capitalismo" pero que aún así "no son más que un momento dentro del movimiento de la economía capitalista". Resumiendo: se podría hablar de catástrofe capitalista cuando se produce una crisis y no cualquiera sino una generalizada, pero como aún así se trata de un fenómeno pasajero, "momentáneo", la asociación entre catástrofe y capitalismo sería inadecuada.

Para el PTS, en cambio la teoría de la tendencia al derrumbe no es de Marx sino que se trata de una versión posterior del asunto que adjudican a Rosa Luxemburgo o a Kautsky y que no respondería, otra vez, al "complejo" y "contradictorio" análisis de Marx. Y objetan que el autor que critican no diga a cual de las dos versiones del "derrumbe" se refiere, suponiendo que ignora de lo que habla. Es al revés porque es propio de ignorantes proclamarse marxista y desconocer o negar la mentada teoría del colapso o el derrumbe formulada por el autor del Manifiesto Comunista. Para el PTS la teoría del derrumbe debe ser desechada como una "teoría unilateral desmentida por los acontecimientos históricos". Es decir, el PTS es una expresión de lo que podemos llamar el revisionismo tardío, una versión francamente empeorada del original.

Para nuestros críticos, como para una serie de corrientes revisionistas modernas, la señalada "ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia" es un gran descubrimiento de Marx si se le quita precisamente su carácter catastrofista y se la entiende apenas como el hilo conductor para comprender el carácter cíclico que reviste la economía capitalista en su desarrollo, pasando de la crisis a la euforia y viceversa. La teoría del derrumbe sería "unilateral" por señalar la marcha al colapso sin entender que cada caída es seguida por un ascenso ulterior. Lo cierto es que a través de su movimiento cíclico el capitalismo se encuentra con límites absolutos que no puede superar y en esto consiste su tendencia inevitable a la descomposición. Ambas dimensiones - la que explica la sinuosa dinámica de la economía capitalista y la que revela su "irresoluble" agotamiento- deben ser integradas. Entenderlas como fenómenos antagónicos es propio del revisionismo que asegura, como el PTS, que el movimiento "complejo", "contradictorio" y "cíclico" del capitalismo desautoriza cualquier conclusión respecto a su irreversible marcha al colapso o al derrumbe.

Para que no haya dudas sobre nuestra interpretación agreguemos que el PTS afirma literalmente que "en las crisis no se expresan las tendencias del capitalismo a su disolución", exactamente lo opuesto a los planteos más elementales de Marx. Hasta en el célebre Manifiesto, se afirma que "las crisis plantean de forma cada vez más amenazante la existencia de la burguesía", es decir, las tendencias autodestructivas del capital. Si las crisis, cuando la sociedad capitalista se hunde porque produce demasiado para la capacidad del propio capital de acumular ganancias y mata de hambre porque sobran mercancías que no pueden consumir los millones de explotados; si estas crisis de sobreproducción no expresan las tendencias al capitalismo a su disolución, ¿qué es lo que expresan? Para el PTS lo único que se puede decir es que "las crisis son producto de las contradicciones del sistema y que por ello son inevitables"; una vulgaridad que no tendría problema en sostener cualquier economista, no necesariamente de izquierda.

A la derecha de Bernstein

La tesis de que el capitalismo marchaba a un agotamiento inevitable para dar paso a un orden social superior, es patrimonio común de todas las corrientes del movimiento obrero, inclusive para las revisionistas de finales del sigo XIX. Estos últimos sostenían que en lugar de un derrumbe y del agravamiento de sus contradicciones, la evolución del capital permitiría superar de manera pacífica y en forma relativamente armoniosa los antagonismos propios de su desarrollo y abrir paso a una sociedad socialista. Tal era el planteo de Bernstein. Para el revisionismo moderno, en cambio, el capitalismo no acarrea las condiciones de su superación. Al negar la tendencia al colapso, niegan también el socialismo. Pero en este caso, se quita a la clase obrera todo fundamento objetivo para su acción. No es extraño que la mayoría de estas corrientes revisionistas hayan concluido por proponer, apenas, una corrección de rumbo al capitalismo con la pretensión de darle un carácter más "social", por ejemplo, en la vana y reiterada empresa de "distribuir la riqueza", que es el dogma de Katz y los "economistas de izquierda". Al negar la tendencia al colapso el PTS se coloca a la derecha de Bernstein. El revisionista alemán de fines del siglo XIX pretendía entonces avanzar al socialismo mediante "reformas" en una época en la que no pudo reconocer la catástrofe capitalista en el momento histórico de su máximo desarrollo; el PTS desconoce la catástrofe del capital en su período de agonía y descomposición.

En una manifestación de macaneo y barbarie, que no deja de provocar alguna sonrisa por su sencillez pueril, el PTS se anima a oponer a Trotsky a...Marx: el primero no habla, dicen, de catástrofe capitalista sino de "declinación" del capital, de "momentos" de crisis y, de conjunto de un "equilibrio inestable". Un verdadero brulote que concluye con la afirmación de que en el artículo "Rieznik revela su miseria de método frente a la noción (trotskista) de equilibrio inestable". La "riqueza de método" sería, entonces, sustituir la apreciación sobre el destino histórico del capital al derrumbe por la pavada de que el capitalismo no flota ni se hunde porque sube y baja y lo que hoy se encuentra arriba mañana estará abajo y viceversa, ciertamente un "equilibrio inestable". Y esto se lo adjudican a Trotsky, transformado en una versión degradada de Keynes que ellos mismos han adoptado.

De conjunto la crítica del PTS es un verdadero despropósito. Adjudica a quien critica sus propias limitaciones y de un modo burdo. Como no puede entender de que se trata la "defensa del catastrofismo" y la identifica con una suerte de "inminencia de la revolución", adjudica al PO la supuesta tesis de que nos encontramos ante una situación revolucionaria desde...1848. Cuando los autores del escrito seguramente tenían dientes de leche, el PO publicó una larga serie de artículos criticando la puerilidad de semejante tesis y negando la existencia de una situación revolucionaria en la Argentina que entonces sostenía el MAS, cuando lo integraban los actuales dirigentes del PTS. No hay tiempo y espacio para entrar ahora en materia, pero vale la pena apuntar que conviene siempre saber de que se está hablando y que la confusión deliberada como "método", eso sí es una "miseria". No es posible ahora detenernos en este tema con el cuidado que merece. Mientras tanto estos, nuestros nuevos críticos, pueden muy bien recorrer las páginas indicadas, publicadas en un extenso y profundo trabajo de Jorge Altamira (18). Finalmente el valor de toda la polémica es aportar a la formación política y teórica de la nueva generación.


(1) "En defensa del catastrofismo; miseria de la economía política de izquierda", en la revista "En defensa del marxismo" N° 34, diciembre 2006

(2) es un capítulo del libro de Ciro Mesa, "Emancipación frustrada" La concepción de la Historia en Marx, Ed. Biblioteca Nueva, España. 2004

(3) titulado "Los efectos del dogmatismo" (paper)

(4) Marx, en los Grundisse

(5) el párrafo reproduce lo que plantea Michael Savas-Matsas en "La mundialización como espectro del capitalismo" en Revista "En Defensa del Marxismo", N° 21, octubre 1998

(6) ver Pablo Heller, "Sobre la tendencia decreciente de la tasa de ganancia" en la revista N° de

(7) en Roman Rosdolski, "Génesis y estructura del Capital del Marx", Siglo Veintiuno Editores.

(8) ver Richard Day, "Teoría de los grandes ciclos", Ed. Akala, Madrid, 1980

(9) ídem

(10) en Jorge Altamira en "El alcance de la actual crisis mundial", en Revista "En Defensa del Marxismo" Nº 23 Marzo 1999

(11) en Marx, "Miseria de la Filosofía"

(12) citado por Marina Rieznik en su trabajo "Sobre la objetividad científica y su historia en el siglo XX" en "El mundo no empezó en el 4004 antes de Cristo - Marx, Darwin y la ciencia moderna", Ed. Biblos, diciembre 2005.

(13) ver estudio de Richard B. Day, "Pavel V. Maksakovsky: The Capitalist Cycle, An Essay on the Marxist Theory of the Cycle", Ed. Leiden, Boston, 2006.

(14) ver cap. 3 de Pablo Rieznik, "Las formas del trabajo y la historia -Una Introducción a la economía política-, Ed Biblos, Bs. As, 2007

(15) En Pavel Maksakovsky; op.cit

(16) Esteban Mercatante y Martín Noda, en "Entre el escepticismo y la catástrofe inminente", Revista de Teoría y Política Marxista "Lucha de Clases", Nº 7, Segunda época, junio de 2007, Bs. As.

(17) "En defensa del catastrofismo..., op. cit.

(18) ver Jorge Altamira, "La estrategia de la izquierda en la Argentina", ediciones del Partido Obrero, 1990.